La miel alucinógena que envenenó a toda una columna militar romana.
Durante un breve período cada primavera, las abejas en ciertas partes del mundo agregan un pequeño ingrediente adicional a su miel, dándole un toque alucinante. Al recolectar el néctar de los rododendros que florecen en esta época del año, infunden a sus productos azucarados ciertas toxinas que causan variedad de efectos a los humanos que la ingieren.
Conocida como "miel loca", algunos la buscan por sus supuestas propiedades medicinales, aunque comer grandes cantidades puede causar mareos, alucinaciones, náuseas y una variedad de efectos cardíacos. Se cosecha de los nidos de varias especies de abejas, incluida la abeja melífera de los acantilados del Himalaya (Apis dorsata laboriosa), la abeja melífera más grande del mundo, y se considera afrodisíaca, entre otras cosas. Por esta razón, es particularmente popular entre los hombres de mediana edad que sufren problemas de rendimiento sexual.
Una vez envenenó a toda una columna militar romana, con consecuencias
mortales.
En una de las emboscadas más astutamente brutales de todos los tiempos, una columna militar romana fue masacrada por soldados enemigos que envenenaron a los legionarios con un tipo de miel alucinógena que producían las abejas que vivían a lo largo de la costa del Mar Negro. Conocido como "miel loca", el tratamiento embriagador causa una perturbación severa, pero temporal, y habría hecho presa fácil a los desafortunados soldados romanos que la probaron.
El episodio ocurrió durante la Tercera Guerra Mitridática, en la que Roma expandió su imperio por Anatolia entre el 73 y el 63 a.C. Durante la campaña, la República Romana se enfrentó a uno de los oponentes más complicados a los que jamás se enfrentaría: el rey Mitrídates VI del Ponto, también conocido como El Rey Envenenador.
Se dice que Mithridates se obsesionó con los venenos después de que su padre fuera asesinado con una toxina mortal. Conocido por su inteligencia y fascinación por la farmacología, el antiguo gobernante desarrolló con éxito una tolerancia a varios venenos mortales al consumir regularmente pequeñas dosis, una práctica que hasta en el día de hoy se conoce como mitridatismo.
El general Cneo Pompeyo se enfrentó a las tropas de Mitrídates VI del Ponto en el 65 a. C.Cuando los romanos llegaron a la ciudad, Mitrídates, estaba feliz de mostrar sus tácticas militares poco convencionales. Los aliados de Mitrídates, los Heptakometes. Según Estrabón
colocaron colmenas con miel tóxica a lo largo de la ruta de las legiones. Liberaron “avispas y bestias salvajes” en los túneles de asedio romanos e incluso desarrollaron armas químicas a partir de la nafta. Luego, cuando los soldados bebieron la mezcla y perdieron el sentido, los Heptacomitae tuvieron pocos problemas para masacrar a su enemigo.
Desafortunadamente, para Mitrídates, esta victoria menor no cambió el rumbo de la guerra, que finalmente resultó con la destrucción del Reino Póntico por parte del ejército romano.
Al recopilar relatos históricos del evento, los autores de un nuevo estudio explican que esta no fue la primera vez que una antigua unidad militar fue envenenada después de consumir miel loca. Tres siglos antes, el comandante griego Jenofonte notó que cientos de sus soldados "todos se volvieron locos por el momento y sufrieron vómitos y diarrea, con una incapacidad total para mantenerse firmes sobre sus piernas" gracias a una porción de la sustancia.
En cuanto al propio Mitrídates, cuenta la leyenda que trató de suicidarse envenenándose tras su derrota. Sin embargo, irónicamente, su cuerpo ya estaba tan acostumbrado a los efectos del veneno que tuvo que pedirle a su guardaespaldas que terminara el trabajo.
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