JULIO CESAR Y SU IMPACTO EN LAS PROVINCIAS HISPÁNICAS
"Julio César" (Mariusz Kolkhoz )
Una colaboración de Antonio Taboada, responsable del blog Historia sin Pretenciones.com para Gladiatrix en la arena.
JULIO CESAR Y SU IMPACTO EN LAS PROVINCIAS HISPÁNICAS
Si hablamos de la presencia de Julio Cesar en Hispania, muchos recordarán sus batallas más famosas, como la de Munda, en los alrededores de Osuna (Sevilla) frente a los hijos de Pompeyo, importante en el marco de la guerra civil. Pero hay más, el legado de César como figura clave en la historia de Roma dejó huellas profundas en las provincias hispánicas, especialmente en Hispania Ulterior. Su estrategia política, militar y administrativa transformó la península ibérica, marcando un antes y un después en su integración al mundo romano. Por ejemplo, planificando la creación de colonias en el Valle del Guadalquivir y en la costa levantina o beneficiando a las comunidades indígenas que les fueron leales mediante algunos privilegios como el Estatuto de municipio o la exención de tributos, impulsando su integración en la administración romana.
Hay dos etapas que ahora veremos, cuando Cesar desempeña la cuestura y la propretura, ambas en la Hispania Ulterior, donde empieza a gestarse algunas de sus cualidades más significativas y relevantes, como son sus capacidades legislativas y militares. Y aquí aprende la importancia de crear una tupida red clientelar en la que apoyarse en el juego político romano.
Punto de inflexión en la administración provincial
En el contexto de la República Romana, las provincias hispánicas habían sido objeto de explotación por parte de gobernadores, publicanos y aventureros. Sin embargo, la política de César marcó un cambio significativo. Su enfoque buscó normalizar la administración provincial, fomentar la fundación de colonias y otorgar estatutos municipales. Estas medidas no solo consolidaron la romanización de la región, sino que también equipararon jurídicamente a amplios territorios.
El primer contacto con Hispania fue en el año 68 a.e.c. cuando llega a la provincia Ulterior en calidad de cuestor, bajo las órdenes del gobernador provincial Cayo Antistio Veto. En este periodo recorrió la provincia y entró en contacto con Gades (Cádiz), ciudad de especial importancia y vinculación para él y que sería favorecida en años posteriores. En el año 61 sería designado como propretor también de la Hispania Ulterior.
Como gobernador, César reformó la administración, gestionó la justicia y utilizó los recursos económicos de la región para mejorar sus finanzas. Suetonio cuenta que pudo ir a Hispania gracias al préstamo de 830 talentos de M. Licinio Craso.
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Campañas militares y expansión territorial
El gobierno de César en Hispania también estuvo marcado por sus campañas militares. Luchó contra tribus como los lusitanos y vetones, que habían resistido la dominación romana refugiándose en la Sierra de la Estrela, en el mons Herminius. La conquista de Mirobriga (Ciudad Rodrigo) fue un momento clave, ya que permitió a César extender el control romano hasta la línea del Duero.
Posteriormente, César dirigió sus campañas hacia Galicia, persiguiendo a los lusitanos. Con el apoyo de contingentes navales trasladados desde Gades desembarcando en Brigantium, La Coruña. Según nos cuenta Dión Casio, las tribus galaicas se rindieron aterrorizadas porque nunca habían visto semejantes naves. Estas operaciones no solo consolidaron la presencia romana en la franja costera occidental, sino que también proyectaron su influencia en el noroeste peninsular.
Impacto económico y clientelismo
Las victorias militares de César tuvieron importantes repercusiones económicas. El botín de guerra y las contribuciones obtenidas tras las conquistas le permitieron restaurar su economía y prepararse para los costos electorales de su elección como cónsul en el 59 a.e.c. Además, César fortaleció su red de clientes y aumentó prestigio al repartir recompensas entre sus soldados, como los 100 sestercios otorgados a cada uno de los participantes en el asedio de Mirobriga.
Además de sus expediciones, César adoptó medidas en otros ámbitos. Plutarco menciona su esfuerzo por lograr la concordia entre ciudades y resolver conflictos entre acreedores y deudores. En Gades, según Cicerón, abolió costumbres bárbaras, suavizó disensiones, otorgó beneficios y fortaleció relaciones con la aristocracia local, especialmente con los Balbos. Las cargas fiscales sobre la provincia se redujeron al conseguir que el Senado suspendiera los tributos impuestos durante la guerra sertoriana por Cecilio Metelo.
La colonización y municipalización cesariana
La política llevada a cabo por César durante su propretura en la Hispania Ulterior no se diferenciaba significativamente de la aplicada por otros gobernadores provinciales del periodo republicano, todos utilizaban el poder provincial como una herramienta para incrementar su influencia dentro de la aristocracia romana. Los impuestos sobre las provincias permitían cancelar deudas y acumular riqueza, que generalmente se invertía en la obtención de nuevos apoyos electorales. Todo al servicio de la política de la Urbs.
Tras su victoria en Ilerda, César tuvo que consolidar el control del oeste del imperio antes de enfrentarse a Pompeyo en Oriente. Para ello, nombró gobernadores provinciales afines y asignó contingentes militares importantes, además de buscar el apoyo local. De esta forma, concedió el Estatuto de municipio romano a Gades, otorgando derechos civiles y políticos completos a sus habitantes.
La victoria final sobre los pompeyanos en Munda no solo resolvió la lucha por el poder personal, sino que significó el triunfo de los populares sobre las concepciones tradicionales de la oligarquía senatorial, representada por los optimates. En consecuencia, se implementaron ciertas medidas del programa político promovido por los populares desde la época de los hermanos Graco, ochenta años atrás.
El problema agrario era un factor clave en la crisis de la República romana. Las nuevas formas de producción agrícola, el desarrollo de la esclavitud y la concentración de la propiedad en latifundios causaron la crisis del pequeño campesinado. Esto llevó a la demanda de una redistribución de tierras, la proletarización del ejército y la migración del campo a Roma, que veía como aumentaba su población. Los hermanos Graco intentaron solucionar esto con el reparto de tierras y la creación de colonias, como en el territorio de Cartago destruida.
Cesar retomó esa política agraria y ese programa de fundaciones coloniales basadas en ciudadanos romanos procedentes tanto de la plebe romana proletarizada como de las tropas profesionales de las legiones. Es difícil definir el programa colonial cesariano en Hispania a causa de la imprecisión de la información existente. Dion Casio explica que tras la victoria de Munda, César «a los que se habían manifestado (en Hispania) algo en su favor les dio tierras y les eximió de impuestos, concedió a algunos la ciudadanía romana y a otros el estatuto de colonos, aunque tampoco hizo de balde estas mercedes…» Las zonas afectadas por la colonización fueron esencialmente la cuenca del Baetis (Guadalquivir) y la costa del litoral levantino. Colonias como Hasta Regia (Mesas de Asta; Cádiz), Hispalis (Sevilla), Urso (Osuna), Corduba (Córdoba), Ituci (cerca de Paterna del Campo, Huelva) Carthago Nova (Cartagena) o Tarraco (Tarragona) poseen apelativos en sus titulaciones que remiten a su fundación cesariana.
Algunas colonias se construyeron sobre antiguos centros indígenas destruidos por su apoyo a Pompeyo, como Urso. En otros casos, el asentamiento indígena coexistió con la nueva colonia, integrando sectores de la aristocracia local. Todas las fundaciones seguían un modelo organizativo similar al de Roma.
La extensión de los derechos propios de la ciudadanía romana a los centros indígenas existentes se hizo a través de la concesión del estatuto de municipio de derecho romano, como el caso de Gades, ya mencionado. Posiblemente, también fueron promocionados a este mismo estatuto otros centros como Olisipo (Lisboa), Italica Santiponce, (Sevilla) o Dertosa (Tortosa). Asimismo, César concedió parcialmente los derechos civiles a otros centros bajo la fórmula del derecho latino. De esta forma se integraron parcialmente en la comunidad de privilegios de la ciudadanía romana.
Cesar sistematizó la vida ciudadana de las colonias y los municipios mediante un conjunto de disposiciones que fueron recogidas con carácter póstumo y que aparecen reflejadas en la Lex Coloniae Iuliae Genetivae de Urso.
Julio César no solo dejó un legado político y militar en Roma, sino que transformó profundamente las provincias hispánicas. Sus reformas administrativas, campañas militares y estrategias económicas sentaron las bases para una romanización más completa, consolidando la integración de Hispania en el imperio. Este capítulo de la historia refleja cómo la ambición y visión de un líder pueden cambiar el destino de regiones enteras.
Fuentes
Nueva Historia de España. La Historia en su lugar. Cristóbal González Román. vol. 5 pág. 303
Julio César en Hispania de Miguel Ángel Novillo López (Autor), Julio Mangas Manjarrés (Colaborador)
Consideraciones sobre la actuación política de Cesar en Hispania. Josefa Martínez Mera
Sobre Antonio Taboada:
Antonio Taboada. Graduado en Geografía e Historia por la UNED, licenciado en Derecho (U. Complutense de Madrid) desde 1987. Responsable del blog Historia sin pretensiones.com y su difusión en RRSS se ha sumado un canal de pódcast con el mismo nombre (2020). Miembro de Divulgadores de la Historia. Es Coautor del libro Ab Urbe Condita, la Roma de la gens Valeria. Y colaborador de las revistas digitales DHistórica y Epojé.
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