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Libros sobre la antigua Roma

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Tráfico en la antigua Roma.


Roma no era una ciudad tranquila, llegó a tener más de un millón de habitantes que llenaban las calles de ruido y bullicio.  Y no solo eran los ciudadanos de a pie que realizaban sus quehaceres cotidianos o paseaban, sino también los numerosos vehículos de distintos tipos que circulaban por sus calzadas, creando los primeros problemas de tráfico de la historia. 

La urbanización de la ciudad era arbitraria, lo que hacía que en mitad de un callejón se pudiera levantar una casa que bloqueaba el paso, o que se añadieran muros en el extrarradio para hacer casas que parecían haber sido construidas arrojando unos puñados de cemento y unas pocas piedras.

El tráfico de literas, carros y carromatos iba en aumento debido al floreciente comercio.
El volumen de tráfico en la ciudad de Roma, era tan grande que hubo que establecer una ley que prohibía a los carros con mercancías circular por sus calles durante diez horas desde el amanecer hasta la puesta de sol, de forma que por las calles de la capital los carros solo podían circular de noche en lo que sin duda fue un temprano ejemplo de medidas para controlar la congestión del tráfico urbano y buscar una solución a los atascos.

César, el autoproclamado curator viarum, o “director de las grandes carreteras”, prohibió que durante el día hubiera tráfico de carros y carretas, salvo para el transporte de materiales de construcción para los templos de los dioses u otras grandes obras públicas o para la retirada de materiales de demolición. Los carros podían entrar en la ciudad solo después de las tres de la tarde.








La única edición que se conserva de la Lex Iulia municipalis se halla en un museo de Nápoles. Dice: “En las calles, cuyo trayecto esté trazado o se vaya a trazar en la ciudad de Roma dentro de la construcción cerrada, está prohibido pasadas las Calendas [principio de mes] de enero conducir o dejar conducir un vehículo de carga desde el alba hasta la décima hora.” En lo que sigue, se regla qué tipos de vehículos estaban exentos de la nueva normativa. Así, generales victoriosos no se veían obligados a hacer sus marchas triunfales a pie, los sacerdotes que participaban en actos de culto, los carros  que estuvieran ocupados en construcciones de interés público y la recogida de basuras no se veían afectadas por la normativa.

Nos cuenta Juvenal: Solo si se tiene mucho dinero puede uno dormir en Roma. La fuente del problema reside en los carros que atraviesan los embudos de las calles curvadas, y las bandadas de ellos que se paran y meten tanto ruido que impedirían dormir hasta a una manta raya.

A pesar de que los carros tirados de animales tenían prohibido circular por las calles principales por las mañanas, el caos circulatorio en Roma solía ser perpetuo. Además, el movimiento de los grandes carros por las noches, también traía un gran problema de “contaminación acústica”. Las grandes ruedas de madera con sus llantas de metal chirriaban contra la calzada de piedra, causando un gran estruendo. El roce de las llantas metálicas provocaba un desagradable ruido. 





Seguridad vial

Hoy en día tenemos muchos elementos de seguridad vial que se la debemos a los romanos.

Calzada
Parte de la vía destinada a la circulación de vehículos y personas. Las más anchas median 6 metros (hoy se entiende como calzada estrecha la que mide menos de 6 metros)

Las aceras
Las calles de nuestros pueblos y ciudades siguen el modelo empleado por ellos. Las calles de las ciudades romanas tenían el pavimento empedrado, y a cada lado amplias aceras para los peatones.  Los romanos construyeron las aceras de mayor altura que la calzada para impedir que los vehículos las invadieran y atropellaran los peatones.

Los pasos de cebra
A cada cierto trecho la calzada estaba atravesada por una hilera discontinua de bloques de piedra paralela al eje de la misma, para facilitar el cruce de peatones, cuando estas se inundaban a causa de lluvias que además dificultaban la conducción.

Badenes
Los bloques de piedra que hacían de paso de peatones, también obligaban a los carros a ir despacio  para evitar que carros y carruajes alcanzasen demasiada velocidad, para que las ruedas pudieran pasar entre piedra y piedra.

Las señales de tráfico


Las primeras señales ya las encontramos en la antigua Roma, donde existieron muchas, muy inteligentemente pensadas, claras, precursoras de las señales verticales y horizontales actuales. La dirección prohibida consistía en un palo que se introducía en un orificio, a la entrada de una calle, y que se cambiaba de zona en función del tráfico existente, lo que es un anticipo de la señalización electrónica-móvil actual. También se conocía algo similar a lo que sería la señal de STOP, mucho más bella que la fría señal metálica actual. Era una estatua del dios Hermes-Mercurio, que se colocaba en los cruces de aquellas calles que eran especialmente peligrosos, y en donde los carros, por las características del terreno, iban a mayor velocidad.



 Preferencia de paso.


Prioridad en un cruce, los romanos optaron por darle el derecho de paso al vehículo de mayor rango y al conductor de mayor edad. Claro está que esto generó más de una discusión.





















Vehículo:

 Artefacto que sirve para circular por las vías.

Diferentes tipos de vehículos:


Lecticas
 (Literas). El viajero iba tumbado, las literas estaban formadas por un armazón compuesto por correas que sujetaban un colchón sobre el que se repartían mullidos cojines. El ocupante de la litera, se cubría de la mirada de la multitud tras unas finas cortinas, y toda esa estructura a su vez era transportada por cuatro o más esclavos conocidos como lectiarii o portadores de la litera.

La litera tenía cuatro patas de madera, de forma que cuando la estructura descansaba en el suelo, el colchón no quedaba tirado sobre el pavimento. Era el medio preferido de las clases pudientes. Las adornaban con profusión (más cuanto más acaudalado fuera el dueño) e iban acompañados por un cortejo de esclavos.

Era habitual que existiera un esclavo que a voz en grito fuera en la parte delantera abriendo camino para la litera. Este esclavo recibía el nombre de anteámbulo y vociferaba para despejar al camino algo así como ¡paso a mi señor!, si los gritos no eran suficientes para que la multitud se apartara, se recurría a empujones o puñetazos sin ningún tipo de reparo.

El poeta Marcial comentaba: "El liberto que sabe apartar las turbas a empellones es un compañero más útil que un alto ciudadano poco resuelto." 
La evolución de las literas romanas hizo que como medida de protección, las cortinas que cubrían sus paredes pasaran a ser armazones cerrados para evitar posibles flechas o dagas enemigas.

Julio Cesar tuvo que prohibir el uso de las literas, limitándolo a ancianos y a ciertos días. 

Sella (Silla). Una silla normal transportada por varios esclavos. El transportado iba sentado y con la espalda recta. Plinio el viejo hizo mucho uso de este medio e incluso cuando viajaba, iba dictando notas al escriba que caminaba a su lado. 


El Essedum. Era un carro ligero y unipersonal. Fue un vehículo bastante corriente y si había dinero solía adornarse o construirse con materiales preciosos. Tenía solo dos ruedas y estaba pensado para transportar únicamente al conductor. Su uso estaba muy ligado con los mensajeros.

La Basterna. Era un vehículo sin ruedas en el que el pasajero viajaba sentado. Podía ser transportado por esclavos o por dos mulas, normalmente en lugar de estar transportado por esclavos, estaba tirado por mulas (una delante y otra detrás). El esclavo encargado de conducir a las mulas llamado “basternario”.

El cissium Carro muy ligero tirado por dos caballos donde viajaban dos o tres personas. Podían alquilarse con o sin conductor y era de los medios más veloces para viajar.

Ciceron cuenta que Marco Antonio recorrió 56 millas en una sola noche (10 horas) con uno de estos carros. La media es de unos 8.5 Km/h.


El Carpentum. Era un carro de dos ruedas con una lona que lo cubría.


La carruca, tirada por mulas, era un coche más lujoso y grande que servía para llevar a toda una familia e incluso con espacio para dormir si se tenía sueño. Se llegó a decir que Nerón nunca viajaba con menos de mil carrucas.

Plaustrum, una carreta de dos ruedas tirada por bueyes. Era un gran carro para el transporte de mercancías.









El jurista Alfenus, nos habla de lo que probablemente es el primer accidente de tráfico procesado jurídicamente. Según los datos, se trataría de dos carros que estaban subiendo la vía al Capitolio, cuando el primero cedió por el peso, arrolló al carro que lo seguía por detrás, que a su vez atropelló y acabó con la vida de un esclavo.

La historiadora Christiane Kunst en su libro Leben und Wohnen in der antiken Stadt describe que se utilizaba piedras de diferentes colores para las distintas vías, piedra de caliza azul para las calles de tránsito de vehículos, y piedra arenosa blanca para las peatonales. 




Eric Poehler, arqueólogo del tráfico, averiguo, no solo la dirección del tráfico de las calles de Pompeya, sino la de los giros para embocar calles de doble sentido en las intersecciones o cruces. Según estas pruebas, los conductores de Pompeya conducían por la derecha de la calle, usaban principalmente un sistema de calles de sentido único y tenían prohibido conducir bajo ningún concepto por determinadas vías. Poehler también sostiene que no había señales de tráfico: no hay restos arqueológicos de ellas. Y, como ocurre en la actualidad, Pompeya también sufrió obras y desvíos viarios que provocaban atascos: por ejemplo, en la construcción de los baños se impuso el cambio de dirección del Vico di Mercurio.






Fuentes:

Vía | Tráfico de Tom Vanderbil

El Tráfico en la Antigua Ciudad de Roma.

Dr. Luis Montoro González. Catedrático de Seguridad Vial de la Universidad de Valencia 

Imágenes:

pinteres

Google










Comentarios

  1. Salve Theodor Mommsen e Indro Montanelli que nos condujeron a Roma.Felicitaciones!!

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  2. Fantástica entrada :D me ha encantado y he aprendido un montón. Incluso me he reído :D con la manta raya, y de imaginarme los stops tan originales :D y sobre todo de recordar esa maravillosa frase de los Monty Pyton de "¿Pero... ¿qué han hecho los romanos por nosotros?? ":D jajajaja Gracias por compartir. Un saludo

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