Diversiones privadas de los romanos.
En
la antigua Roma, no todo el ocio era público, pensado para grandes audiencias.,
también era habitual el ocio familiar, pasatiempos privados y juegos realizados
en casa y en espacios íntimos. Se trataba de juegos infantiles, juegos de
pelota, actividades físicas o juegos de azar. Este ocio lúdico se basaba en la diversión, el recreo, los hábitos saludables y la competición.
En la época imperial también
se impuso entre las élites de poder y los intelectuales otro tipo de recreo más
íntimo basado en el disfrute de los elementos de la naturaleza. En ella se
buscaba el recogimiento, la relajación, un clima agradable y una buena mesa. El banquete romano.
Este tipo de ocio (heredado del mundo heleno) se manifestó en tres ámbitos:
El disfrute del agua en las termas, el dominio de la naturaleza agreste en los jardines y la afición por los viajes.
El
contacto más directo con la naturaleza se llevaba a cabo en los jardines y en
los viajes.
Los jardines Viridarium responden al disfrute del sosiego, la frescura y la sombra de la naturaleza en un ambiente dominado por el hombre. Estos jardines se ubican en las villas de los hombres ricos (ornamentados por piezas artísticas y regados por cauces y fuentes) pero también en los parques públicos de las ciudades (dotados de gimnasios y estanques).
Gracias a la enorme red de calzadas se fomentó el viaje de placer para descansar en zonas recogidas o admirar las obras de arte de las grandes capitales. Para ello se elaboraban guías de carreteras (el itinerarium) y se usaban vehículos cómodos y ligeros, como literas (lectica), ( raeda)y carros (cisium).
Gracias a la enorme red de calzadas se fomentó el viaje de placer para descansar en zonas recogidas o admirar las obras de arte de las grandes capitales. Para ello se elaboraban guías de carreteras (el itinerarium) y se usaban vehículos cómodos y ligeros, como literas (lectica), ( raeda)y carros (cisium).
Los romanos acudían casi a diario a las termas, eran lugar de encuentro y de esparcimiento. Coincidían con los amigos, comentaban los sucesos del día, hacían chistes, jugaban, cerraban negocios e, incluso, tramaban conspiraciones.
La caza y pesca estaban incluidas entre las diversiones privadas de los romanos.
Tanto una como otra requerían una indumentaria especial, túnicas cortas y protección en los hombros y, en campo abierto, necesitaban la ayuda de diferentes profesionales:
vestigatores, o encargados de seguir las huellas.
Indagador, que sacaba de su escondite a las fieras
alatores, grupos que a grandes gritos las espantaba.
pressores perseguidores de los animales o en huida.
pressores perseguidores de los animales o en huida.
Las herramientas para la caza eran hachas, arpones, jabalinas, lanzas, cuchillos, venablos, etc., todos ellos fabricados por artesanos armeros.
Para la caza de aves o aucupium, el auceps o cazador, empleaba lazos, hondas, redes, liga.
Finalmente, sabemos que los romanos también usaron de la cetrería para la caza, aunque este arte debió ser muy rudimentario.
Otra forma de ocio cultivado tenía lugar en las bibliotecas y los auditorios, donde se estudiaba, se rendía culto a los libros y se realizaban lecturas públicas y conferencias.
Las bibliotecas públicas fueron promocionadas por Augusto, que creó dos grandes bibliotecas, una de ellas situada en el Pórtico de Octavio y la otra en el Palatino, junto al Templo de Apolo, ambas públicas. Otra biblioteca pública muy importante fue la Biblioteca Ulpia, creada por el Emperador Trajano.
Los deportes y la actividad física eran las aficiones más practicadas a partir de la adolescencia: competiciones de natación (una de las actividades predilectas de los romanos), carreras pedestres, concursos de saltos, lanzamiento de disco y jabalina, o combates de lucha y pugilato. También hubo prácticas deportivas colectivas como los variados juegos de pelota conocida como( pila o sphera).
Beber en grupo era una actividad de ocio que sucedía en tabernas, abiertas al público, en collegias, que eran hermandades religiosas o laborales y en el burdel.
También gustaban de los juegos de mesa con fichas y dados.
Los juegos de azar eran los preferidos de os romanos. Llegaban a apostar grandes cantidades de dinero. El emperador Augusto perdió en una sola noche 20.000 sestercios y Nerón apostaba en cada partida 400 sestercios. Además de dinero se jugaban joyas, objetos preciosos e incluso las túnicas de sus esclavos.
El más jugado era el de los dados, en el que se ganaba si se conseguía la puntuación más alta, si se acertaba las puntuaciones que se iban a sacar o si se rellenaba un tablero con distintas puntuaciones.
También se practicaban los bolos, la micatio (adivinar el número de dedos levantados por el rival) y numerosos juegos de tablero que combinaban el azar de los dados con la habilidad al recorrer el itinerario del juego. Existió un juego similar al ajedrez, denominado juego de los soldados (milites).
Nuestra actual “Ruleta” de los casinos tiene su antecedente en los militares romanos. Utilizaban las ruedas de los carros marcados con números u objetos y en otras ocasiones usaban sus propios escudos. De esta manera se entretenían durante los descansos tras sus largas y agotadoras jornadas, apostando los escasos ingresos que poseían como legionarios.
La música también fue una afición común, aunque no era considerada un fin en sí misma sino un medio para embellecer los sacrificios, ritos, juegos y desfiles militares.
Fuentes.
ETIENNE, R.: La vita quotidiana di Pompei, Milán.
CARCOPINO, J.: La vita quotidiana à Roma.
Imágenes:
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https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/1/16/Pompeii_-
_Osteria_della_Via_di_Mercurio_-_Dice_Players.jpg
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Muy interesante amiga. Me parece fascinante la cultura romana.
ResponderEliminarDesde niña Amé la Historia de la Humanidad. Fui comprando colecciones históricas que devoré.Me agrada tu Blog. Saludos desde ARGENTINA!
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