Oratoria romana
La oratoria
La
oratoria formaba parte de la vida pública, y su valor era reconocido en
discursos judiciales dentro de los tribunales, discursos políticos en el foro y en elogios fúnebres.
El pueblo romano era muy aficionado a los discursos, valoraban y aplaudían a los oradores brillantes.
Apio Claudio Caeco en el senado (1881-1888), fresco de Cesare Maccari
Al
principio se improvisaba delante de un auditorio, después se valora y empieza a
escribirse.
El
arte de hablar bien se convierte en una
asignatura obligada, desarrollando la prosa latina como una nueva disciplina en
Roma: La Retórica, surgida en Grecia
en el siglo V a.C.
En
tiempos de los Escipiones, de Catón y de los Gracos; por primera vez se
enfrentan y se contrastan distintas maneras de entender el papel de Roma en el
mundo.
Las
escuelas de retórica griegas encuentran en Roma más libertad para poner a
prueba sus enseñanzas que en la propia Grecia.
Los
estudios de retórica son imprescindibles para la educación de los jóvenes
patricios, una preparación indispensable para la vida pública o para la
abogacía.
Para
la elaboración de buenos discursos es imprescindible el conocimiento de los siguientes
recursos oratorios y seguir las siguientes fases:
Inventio: investigación y documentación sobre
hechos, pruebas o argumentos
Dispositio: disposición u ordenación de las ideas
del discurso
Elocutio: redacción del discurso: construcción
de las frases, búsqueda de las palabras adecuadas, efectos estilísticos,
correcta utilización de las figuras retóricas...
Memoria: la técnica de “retener en la cabeza”
los argumentos y su formulación.
Actio: actuación, “puesta en escena” del
discurso, como si de una interpretación se tratara: la palabra se debe
acompañar, además de gestos y mímicas que la refuercen.
Géneros de elocuencia
Según la finalidad del
discurso se distinguían tres géneros de elocuencia:
genus deliberativum: para persuadir o disuadir a un auditorio sobre una cuestión política, era el propio de la oratoria política.
genus iudiciale: propio de los discursos de acusación y defensa ante los tribunales.
genus grande (estilo elevado)
genus medio (estilo medio)
Las
tres escuelas o tendencias que proponen distintos modelos de elocuencia, se tomaron del mundo griego:
Escuela ática: Propugnaba
un tipo de oratoria espontánea, carente de artificio y de excesivos adornos. Esta
tendencia tuvo dos maestros: C. Licinio Calvo y M. Junio Bruto.
Escuela asiánica: sigue el estilo de la oratoria griega que se desarrollaba en las ciudades de Asia Menor. Se caracteriza por su tono brillante, exuberante y florido, exageración, los argumentos se guían por la imaginación más que por la lógica. Máximo representante Hortensio.
Escuela rodia: a partir del siglo II a. C. la isla
de Rodas se convierte en el mejor centro de cultura del Mediterráneo oriental,
destacando entre sus enseñanzas la de retórica. En Rodas se formó Cicerón, quien conduce la prosa latina
a una forma difícil de superar.
Con
la llegada de Augusto al poder, la práctica de la oratoria, desaparece. Las
escuelas de retórica siguen manteniéndose con una finalidad educativa y
conservando su influencia en la lengua y literatura latinas, pero la oratoria
se convierte en pura declamación.
Cicerón nos habla de Apio Claudio el Ciego como el primer
que dio un discurso, también hay fragmentos del discurso de P. Cornelio Escipión el Africano, pero
el primer orador fue Catón el Censor (234
/149 a. C.).
Marco Antonio y Licino Craso, de la facción de aristocrática, considerados por Cicerón como los más grandes oradores romanos.
Hortensio, ocho años mayor que Cicerón, fue su principal rival en los
tribunales.
Por último, Cicerón se refiere frecuentemente al historiador y político Julio César como el más ingenioso y dialéctico de los oradores romanos.
Entre los discursos ante el senado tenemos las Catilinarias, donde abordo la conjuración de Catilina.
Suyos son varios tratados de retórica,
entre los que destacan: De oratore y
Orator.
De esta época destacan los discursos de Plinio el Joven a Trajano.
A finales del imperio la oratoria brilla en el ámbito eclesiástico, los discursos no se llaman oratoria sino sermones, donde destacan los de los padres de la iglesia, San Ambrosio, San Agustín, el papa Gregorio Magno.
En esta época imperial la retórica grecolatina se siguió desarrollando en Roma. Abundan escuelas y rhetores famoso donde destaca Séneca apodado “el retórico” padre del filósofo y Quintiliano el primer rhetor pagado por el estado, a él le debemos el manual más famoso de época tardo-romana “la formación del orador” y un completo estudio del sistema educativo romano.
Otro abogado, profesor y gran orador fue Tácito, del que conservamos los Dialogus de oratoribus donde repasa la historia de la oratoria en tiempos de los últimos tiempos de la república y principios del imperio.
Fuentes:
Oratoria de la antigua Roma, E. Berthez J. Tarraga.
Hablar bien en público. Dale Carnegie.
Oratoria romana. Antonio Holgado Redondo.
Comentarios
Publicar un comentario