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Mercado en la Antigua Roma " Macellum"




Macellum, palabra que en tiempos del imperio romano designaba a lo que entendemos hoy por mercado.

Las ciudades romanas eran verdaderos mercados vivientes, grandes centros comerciales donde los campesinos acudían a vender sus productos y donde ciudadanos y viajeros podían adquirir todo lo que necesitaban.

Las ciudades se abastecían de productos del campo. En las plazas y calles, los comerciantes ofrecían sus mercancías en puestos ambulantes o en locales urbanos. Generalmente, el macellum se sitúa siempre junto al foro o en las proximidades de éste, aunque en cualquier caso se buscaba abastecer a la población y facilitar su acceso, así como el de los proveedores, sin estorbar la circulación del foro.


A  la hora de decidir la construcción de un macellum son numerosos los factores que intervienen: la ciudad;  la propia necesidad mercantil su favorable ubicación respecto a las rutas comerciales, que permitieran el abastecimiento, y, por ende, el correcto funcionamiento del macellum; el deseo de las elites de costear este edificio para su propio beneficio político y personal; la búsqueda de prestigio de la ciudad, que en su deseo de promocionarse se dota de un equipamiento de edificios públicos y otras infraestructuras; así como la tradición, que en ocasiones llega a pesar más que el resto de factores , cuando una ciudad crece o se renueva, en algunos casos porque próspera económica o políticamente, suele incluir un macellum entre su nuevo equipamiento.

Sin duda, eran  también condiciones indispensables la presencia de una élite dispuesta a costear las obras y a abastecerse de los productos lujosos del macellum, así como de una clientela potencial abundante, que permitiera su funcionamiento diario.

El antecedente más próximo del macellum lo hallamos en las ágoras comerciales del mundo griego recogido por el forum romano.

A lo largo del Alto Imperio, ya desde época republicana, los foros occidentales fueron especializando sus funciones, de modo que se constata cómo las actividades comerciales se excluyen, a excepción de las funciones comerciales estatales, de las plazas de los foros, donde se habían desarrollado, y continuarían teniendo lugar en tabernae situadas en alguno de sus laterales, y posteriormente en los macella, edificios específicos y destinados a ello, Varrón ilustra bien esta evolución del espacio público de la ciudad cuando señala que la dignidad del foro se incrementó por primera vez en las dos últimas décadas del siglo IV a. C., cuando las tiendas de los cambistas sustituyeron a las tabernae de los carniceros.

Por  consiguiente, y a consecuencia de la conversión del foro en foco de orgullo cívico, algunas actividades, entre las que cabe citar la venta de pescado y carne, fueron trasladadas fuera del foro y confinadas en edificios con peristilo.







En la Roma republicana, el foro era el centro político, jurídico, administrativo, económico y religioso de la ciudad.

Pero en la propia Roma, a mediados del siglo III a. C., debido a la creciente especialización comercial que se estaba produciendo y debido a la renovación y engrandecimiento del foro, en el que se erigen grandes edificios públicos (basílicas), las últimas tiendas, especialmente las que vendían pescado y carne, se trasladaron más al norte, a un nuevo foro denominado Forum piscarium, Al norte del Foro Romano, más tarde ocupado por el Forum Pacis, al este de la Basílica Aemilia.

En estos momentos aparecen pequeños mercados o foros especializados en diversos productos, distribuidos por los barrios de la ciudad: Forum suarium, sobre las pendientes del Quirinal; Forum bovarium; forum cuppedinis, posiblemente en el lado oeste del piscarium; cupidinis o coquinum (que englobaba a comerciantes diversos), cerca del forum piscarium; forum vinarium, al pie del Aventino; y forum pistorium (venta de pan).

Posterirmente y debido al paulatino desplazamiento de las actividades comerciales fuera del Foro Romano, el forum piscatorium y el forum cuppedinis fueron reemplazados por un gran macellum, el primero que puede considerarse como tal en Roma. , que agrupa los productos antes vendidos en los foros especializados citados o enviados desde el campo o las provincias.

Tito  Livio relata el incendio del año 210 a. C., que destruyó el centro de Roma, incluido el forum piscatorium, y, cuando habla de la reconstrucción llevada a cabo el año siguiente, cita ya un macellum. Pero parece aceptado por ciertos autores que el macellum del año 209 a. C. reproduce el destruido por el incendio, pues Roma se hallaba inmersa en la II Guerra Púnica (218-202 a. C.), a consecuencia de la que había surgido una crisis económica, y una escasa innovación arquitectónica como resultado. Este gran macellum fue reformado en el año 179 a. C., por los censores Q. Fabius Maximus y Q. Fulvius Nobilior, este último autor de una gran basílica (Aemilia) tras las tabernae del foro, donde existiría otra anterior y el viejo macellum.


En  época imperial el macellum alcanzará finalmente un aspecto monumental, como edificio aislado y especializado. El macellum imperial alcanza un gran relieve, pues el foro conserva sólo las actividades económicas del Estado (operaciones financieras y monetarias, subastas, etc.) y se aprecia cómo el comercio tiende a centrarse en los edificios de mercado, llegando incluso a desaparecer las tabernae.


El Macellum era un mercado alimentario habitual en localidades urbanas tanto de Italia como en las Provincias, en el que se vendían básicamente carne, pescado, especias y otros productos exóticos o importados. Estructuralmente, consistía en un espacio cerrado, a menudo rectangular, con hileras de tabernas y pórticos en torno a un patio central donde habitualmente se erigía una tholos o una piscina .



La decoración era muy rica y lujosa en algunos casos, con elementos arquitectónicos como columnas con capiteles, entablamentos, frisos, cornisas y acróteras. Asimismo, también estatuaria con función religiosa o meramente decorativa, que representaban bien a los emperadores, a la familia imperial o a los dioses, se situaba tanto  en el centro como en los santuarios.

El macellum debe estar protegido por unos dioses concretos: Mercurio, Neptuno, Fortuna, Genius Macelli; con el Principado, la figura imperial encontrara también un lugar privilegiado en esta vertiente sacra de la actividad comercial.




El Macellum romano era pues un mercado especializado, en la venta de productos alimentarios exclusivamente: principalmente carne, aves de corral, caza, pescado y productos hortícolas (frutas, legumbres), así como pan, aunque estos últimos productos serían un complemento a los principales, el pescado y la carne, siendo escasa también la venta de grano.

El  vino y el aceite se comercializaban lejos de los circuitos de mercado usuales, pues los comerciantes solían comprar las cosechas de antemano, y las clases acomodadas lo producían ellas mismas en sus fincas o se lo compraban a sus amistades. Frecuentemente se vendían sólo productos de lujo, con altos precios.

Si bien funcionaba diariamente, existían otras formas de comercio regulares, como las nundinae, celebradas en los mercandi ven- dendi días de mercado cada 8 días, que resultaban más baratas y en las que los rusticae, gentes que vivían a varios kilómetros de las ciudades, podían venir cada semana a abastecerse.

Hay un  comercio especializado, como el Forum Boarium o el Forum Olitorium, así como un progresivo proceso de descentralización de este tipo de espacios desde el área del Foro republicano hacia otras regiones de Roma. Comienzan a aparecer los primeros edificios de mercado en las provincias, siendo África una de las primeras, debido al comercio activo desarrollado en esta zona y a sus emprendedoras élites, responsables de la monumentalización de las ciudades romanas y del impulso urbanístico.  Como ejemplo El mercado de Leptis Magna .

Los clientes u obsonatores solían ser romanos ociosos que acudían a él en sus paseos cotidianos por el foro, confiriéndole su carácter de mercado alimentario de lujo.

En provincias la situación sería algo distinta, pues el número de tabernae a lo largo y ancho de la ciudad era más reducido y el macellum ofrecería productos de primera necesidad para un sector amplio de la sociedad, pues además no llegarían tantos productos de lujo o foráneos a provincias, sobre todo a zonas del interior, como sucedía en Roma.

La gran base social estaba además formada por gente de poco nivel adquisitivo, que consumía  solamente productos cotidianos, de precios reducidos, que tampoco generaban excesivas ganancias a los vendedores.



En el macellum podía destinarse alguna estancia a depósito o almacén, a letrinas, oficinas, fuentes, estanques para almacenar agua, etc. Podía contener también un horologium o reloj de sol, que indicaría a vendedores y clientes que vivían alejados el momento de marcharse a casa. Tenía que haber estancias en las que se guardasen las básculas públicas (staterae), los pesos oficiales, las medidas de capacidad, incluso para líquidos, y las de longitud, denominada sala de la mesa ponderaría.

La importancia del mercado en el sistema económico romano determinó la necesidad de instituir unos mecanismos de control sobre la compra-venta de alimentos. De esta manera, adoptando buena parte de las funciones del agoranomos griego, apareció  el aedil romano, encargado de la limpieza de calles y plazas, del control de los pesos y medidas con que se cuantificaba las mercancías, de asignar los puestos de venta en el mercado público y, sobre todo, de garantizar la calidad de los alimentos que se ponían  a la venta. Cuando un producto no reunía las normas de calidad que se consideraban necesarias, el aedil multaba al comerciante y lo expulsaba del mercado.

Para garantizar la calidad, cantidad y procedencia de los productos de importación contenidos en ánforas, la administración romana obligaba a los productores a inscribir los datos relativos a la fecha, el lugar y el responsable del envasado; a la tara y al peso neto del producto, y el nombre del mercader encargado de su distribución. En el caso del garum se solía incluir incluso la referencia al tipo de pescado con el que se había elaborado.

La arqueología nos ha permitido saber que estos datos podían imprimirse en forma de sello sobre la superficie del ánfora, gravados con  incisiones en la arcilla, o pintados con tinta – negra o roja – cuando el producto ya estaba envasado.

El interés de la Administración romana al normalizar de forma tan estricta el comercio de productos alimenticios responde a un doble objetivo. Consciente de que los alimentos en mal estado podían ocasionar epidemias y disturbios en la ciudad, pretendía garantizar la calidad de éstos, el necesario avituallamiento de materias primas y al mantenimiento de los precios. Al mismo tiempo, y puesto que el mercado se había convertido en una de las principales fuentes de ingresos del Imperio, su intención será racionalizar la percepción de las imposiciones que gravaban los productos comercializados en el mercado. Control de calidad y percepción fiscal. He aquí las motivaciones que llevaron a los romanos a diseñar el precedente más antiguo de nuestras actuales etiquetas.


Macellum Pompeya

Macellum Leptis Magna

 Fuentes :
“Alimentos ¿qué hay detrás de la etiqueta? de Fundación Triptolemos (Ed. Viena, 2004)
 STACCIOLI, R. A., «Mercato», Enciclopedia dell’Arte Antica, classica e orientale,
http://italicaromana.blogspot.com
 Fotos .

Pinteres google.

Comentarios

  1. Santiago Posterguillo en Las Legiones Malditas narra el acontecimiento de manera anecdotica...

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  2. Un ejemplo de organizacion si señor!!

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  3. Buena síntesis del tema. Me ha ilustrado bastante el pasaje sobre la progresiva especialización de los espacios dedicados al comercio.

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  4. Magnífica explicación la de este artículo.

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