Lawrence Alma-Tadema
Desde
muy antiguo el hombre ha ofrecido regalos a una mujer, para cortejarla y ganarse
el amor de la mujer amada o deseada.
Regalos de Amor
La
antropología y la neuropsiquiatría modernas investigan los mecanismos que pueden
determinar la atracción que puede sentir un hombre por una mujer, y de una
mujer por un hombre. Según los estudios, un hombre se enamora por la vista
buscando juventud, belleza y fertilidad. En cambio, la mujer se enamora por el oído,
apreciando la estabilidad, intelecto, apoyo y la ayuda que pueda proporcionarle el hombre.
Por
estos estudios se puede comprobar que desde la antigüedad uno de los argumentos
de seducción más utilizados por el hombre era prometer verbalmente regalos materiales
(captado por el oído) presentándose como macho proveedor.
En
la literatura latina podemos encontrar ejemplos de ello, por ejemplo Ovidio en
diferentes ocasiones recuerda al rico que necesita para ganarse el amor de
la mujer, persuadirla con regalos.
No vengo como preceptor
en materia amorosa para los ricos: ninguna necesidad tiene de mi arte quien
está dispuesto a regalar.(Ov. Ars 2.161-2)
Se elogian los poemas,
pero se piden buenos regalos: con tal de que sea rico, hasta un bárbaro agrada.
De oro ciertamente son
estos tiempos de ahora: al oro mucho favor se concede: con oro se logra el
amor.
Los regalos para enamorar podían ser de dos tipos: Munera magna que consistían en aceites, perfumes, joyas ricas, sedas… Y los Parva munera que pretendía cubrir las necesidades básicas.
De Grecia se extendió el gusto por el lujo, (recibir regalos lujosos) una moda que se extendió en el siglo II a.C. por toda Roma. De ahí saldrían amadas codiciosas que exigían a sus pretendientes costosos regalos munera magna, regalos que los menos pudientes o pobres no podían permitirse. Ahora bien, esta clase de hombres menos pudientes si podían permitirse los parva munera, ofrecer regalos sencillos, demostrando que estaban dispuestos a cubrir la necesidad básica que podían necesitar una mujer.
En este sentido, Ovidio en sus textos recomienda ofrecer regalos rústicos de poco valor, pero que demostrara el cariño del hombre.
No te insto a que obsequies a tu chica con un valioso regalo; entrega regalos sencillos, pero, astutamente, los oportunos de los pequeños. Cuando el campo está rebosante, cuando las ramas se comban con el fruto, que un esclavo le lleve presentes frugales en una canasta (podrás decir que los mandas de tu finca de las afueras, aunque hayan sido comprados en la Vía Sacra); Incluso con el envío de un tordo o una paloma darás testimonio de que te acuerdas de tu chica. (Ov. Ars 2.261-71).
Otros autores también nos dejan reflejos en sus obras como el caso de Nemeciano, Calpurnio
Sículo entre otros.
Te
di regalos, como los que nunca te dio el amigo Idas: un canoro ruiseñor que
canta prolongadas tonadas, que, aunque puede moverse como libre, cuando se
abren las pequeñas puertas de su jaula trenzada con mimbre, y sabe revolotear
entre los pájaros silvestres, sabe regresar de nuevo a casa y acogerse a su
morada, y anteponer su jaula de mimbre a todos los bosques. Además, te envié una
tierna liebre y dos palomas recientemente, los despojos de los bosques que pude
conseguir. ¿Y después de esto, Dónace, desdeñas mi amor? Nemesiano. “Églogas
bucólicas”
Fuentes:
AMOR Y SEXO EN LA
LITERATURA LATINA Rosario Moreno
Soldevila y Juan Martos (eds.)
Imágenes:
https://www.wikiart.org/es/lawrence-alma-tadema
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