Museo del Bardo. tunéz
En
Roma, al principio de la República, la necesidad de caballos y jinetes aumenta
progresivamente, y los más poderosos de las clases plebeyas colaboran aportando
caballos, siendo este el origen del ordo equeste o équites, formándose una
nueva clase social integrada por aquellos ciudadanos que puedan mantener a un caballo.
La milicia era uno de los intereses primordiales de los romanos, a ella le dedicaban gran parte de su vida. Para ser elegibles en un cargo debían haber cumplido como mínimo unos 10 años de servicio. Eran grandes jinetes, con caballos registrados y mantenidos con el erario público, los equus publicus, los jinetes debían responder a los censores de los emperadores, de su servicio, su vida púbica y del cuidado de los caballos públicos.
Sobre el 15 de julio se celebraba la Transvectio equitum por las calles de Roma, eran unos juegos hípicos y un desfile militar donde los équites montaban sus caballos públicos, y estos eran examinados por los censores de Roma desde las escalinatas del templo Dioscuros Castor y Polux. Si los censores detectaban cualquier anomalía en el cuidado del caballo tenían la potestad de rebajar la condición social del équite y de su familia. De ahí destaca la importancia del equino para mantener la posición social.
Los romanos apreciaban a los grandes caballos en la batalla por su fuerza
Los veterinarios
Se ha escrito poco sobre la veterinaria romana, ya que era preciso leer fuentes en griego o latín idiomas al alcance de pocos especialistas. Un referente es la obra de Alonso Suarez de 1564, consiste en una recopilación de los más famosos autores griegos y latinos que trataron de la excelencia y generación de los caballos. Donde hay partes de Jenofonte, Absirto, Hierocle, Hipócrates (veterinario) entre otros.
Fragmento mosaico Museo de Girona
El cuidador de los animales enfermos se denomina veterinario, mulomédico, hipiatra o buiatra, según miremos a Grecia o a Roma.
No podemos asociar el concepto actual de veterinario para buscar algo semejante en la antigüedad, el médico de animales domésticos existió pero sin formación ni acreditación.
Tanto en el caso de los médicos como de los veterinarios, solo necesitaban presentarse como tales, y según la impresión que trasmitían al paciente como médico o al propietario como veterinario se les contrataba.
Cualquiera que hubiera leído los textos que hablan del cuidado de los animales podía escribir él mismo un tratado de medicina veterinaria, con consejos para los mulomédicos o veterinarios como hicieron Vegecio, Columela o Pelagonio.
Museo Merida
La cultura griega y romana se basaban en la agricultura y la ganadería y en muchos casos el sustento dependía de la producción de animales domésticos, siendo esenciales en muchos campos como la agricultura, milicia, transporte de mercancías o personas, fuerza de trabajo o para el sacrificio a los dioses.
Por ello, las personas que están en contacto estrecho con estos animales, los pastores, jinetes, propietarios o arrieros, saben diferenciar si un animal está sano o enfermo y conocen los inconvenientes de plagas y enfermedades.
Todo eso fomento que aplicaran mejoras en la alimentación, profilaxis de pestes o enfermedades, con amuletos, sacrificios rituales, remedios que se trasmitieron oralmente y por la experiencia basada en el acierto-error.
A partir del s. IV dC, tanto en la cultura griega como en la romana, se producirán textos especializados en la medicina animal.
En estos textos, más que como tratar a los animales enfermos, se habla de la prevención de las enfermedades con la mejora de la limpieza de establos, de la alimentación según la época, verano o invierno, recursos, esfuerzo que se requería de los animales si estaban en estado de gestación o crecimiento.
Cuando el animal ya está enfermo, los recursos para mantenerlo o facilitar su restablecimiento son escasos y limitados.
El propietario o capataz de las fincas agrícolas establecían los tratamientos que debían darse a los animales cuando enfermaban y estos tratamientos los suministraban los esclavos. En el día a día no había lugar en las haciendas para los veterinarios, salvo casos concretos que eran supervisados por los propietarios.
Los encargados de cuidar a los animales eran esclavos o personas libres pero de escasa remuneración. Como en todo, los mejores trabajaban para los más ricos y no era lo mismo ser el veterinario del emperador que un esclavo cualquiera en una finca agrícola. El propio Varrón diferencia entre veterinario doméstico o profesional.
Los caballos eran animales muy caros, se utilizaban como animales de guerra, su comercio era raro y escaso, siendo más habitual que se comercializara con los burros. Se conocía cuáles eran los más dóciles, los más frugales, resistentes …
Detalle del mosaico de los Caballos. Túnez
Para conocer un poco algo del cuidado de los caballos, la hipiátrica, en la antigüedad hay tratados como el de Simón de Atenas del siglo V a.C. (470-402), en su obra Sobre la elección del caballo, nos habla del manejo y doma del caballo. De Jenofonte (435- c. 355 a.C.), tenemos El jefe de la caballería, De la equitación y De la caza.
Consistían en una serie de consejos, donde se da gran importancia a tener en buen estado a los caballos, su nutrición, el buen estado de los cascos, o de cómo elegir un buen caballo sin que nos engañen.
Estas obran son un manual para la caballería con fines bélicos, en ella se reúnen las técnicas de entrenamiento como montar y gobernar al caballo, así como su mantenimiento. No hay nada de cómo tratar una futura enfermedad del animal.
El caballo tiene gran importancia en
la vida militar, así cono en la posta imperial, las estaciones de recambio de
equinos cursus publicus o la
mensajería.
A lo largo de todas las vías romanas
existían las mutatio, estaciones de
descanso cada 10 o 15 km
donde se podía dar descanso a los animales o cambiarlos por otros de refresco.
Cada 40 o 50 km había lugares donde
pernoctar, con establos y personal especializado para atender a los caballos.
Este personal era o esclavos del propietario o personas libres que eran
alimentados y vestidos por cuenta del Estado, llamados mulomedicus.
El ejército tenía en su seno unidades de caballería que les permitían
mayor movilidad y velocidad. Para atender a estos animales de montura tenían a
los veterinarii, una categoría especial inmune que no prestaba servicio de
armas, atendían a los burros, caballos, y bueyes, tenían un alojamiento
destinado en los campamentos con una zona para la hospitalización de los
animales.
Hay que comentar que en tiempo de la República no había servicio de médico en el ejército, pero con el paso del tiempo algunos altos cargos militares tenían sus propios médicos personales y se incorporaron médicos para las tropas.
De la época de César hay inscripciones que citan a medicus ordinarius legionis.
En época de Augusto se desarrollaron los
valetudinaria, por eso es posible que la enfermería de animales sea también de la misma época.
Las (cohortes) de caballería estaban constituidas por 500 hombres a caballo, más 120 jinetes legionarios y caballos de repuesto, todo ello un gran número de cuadrúpedos que tenían que ser alimentados y atendidos antes y después de la batalla.
Los jinetes también daban mucha importancia a su montura, ya que les iba la vida en ello, si el animal no estaba bien cuidado no podría soportar los rápidos y pesados desplazamientos del ejército, un animal incapaz de moverse, fatigado, abandonaba a su jinete separándolo del cuerpo del ejército en una zona poco segura. Por lo cual los propios jinetes cuidaban y curaban a sus monturas.
Se han encontrado escritos de transacciones de caballos entre los legionarios donde no aparecen ni mulomedicus o veterinarii, se comenta que esos animales parecen sanos apreciándolo así los testigos y están entrenados para comer y beber.
Los veterinarios privados atendían a los caballos de distintos propietarios, cobrando más los que fueran mejores y los que no eran tan buenos se reservaban para artesanos o comerciantes. Las personas de clase inferior tenían burros y a veces era más rentable cambiar de animal que curarlo.
También en los hipódromos y el circo romanos contaban con veterinarios.
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Fuentes:
Historia de la veterinaria grecorromana. Instituto de España Real Academia de Ciencias veterinarias.
Veterinaria a través de los Tiempos. J. González y Y. Palacios
Breve Historia de la Veterinària. Lara Martinez
Imágenes:
Wikipedia
Pinteres
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