La leyenda del rapto de las Sabinas y guerra entre romanos y sabinos,
Francisco Pradilla |
La leyenda nos ha sido transmitida por
varios autores, entre ellos Dionisio de
Halicarnaso, Tito Livio, Plutarco o Tertuliano. Según esta, Rómulo, poco después de fundar Roma el cuarto año, según Dionisio) ante la
escasez de mujeres que había en la nueva ciudad, invitó a las poblaciones
vecinas a un espectáculo circense. El motivo de este fue el hallazgo de un
altar subterráneo, atribuido al dios Conso.
Conso
era una antigua
divinidad itálica de la agricultura, protector de los granos conservados en los
silos, de ahí el carácter subterráneo de su altar. La etimología de su nombre,
se puso en relación con el verbo consulo, “aconsejar” En efecto, volviendo de
nuevo a la leyenda, Rómulo pretendía
que el consejo del rapto de las sabinas le había sido dado por Conso, al que el primer rey de Roma
llamaba deus consiliorum.
“Esta etimología popular no se
corresponde con la auténtica del nombre Consus, relacionada con el verbo condo
(“ocultar”). Esta hace referencia al carácter agrícola de Conso, dios de los
silos. Posteriormente, esta divinidad se puso en relación con Neptuno, Ecuestre o
Poseidón, Hippios, dios creador del caballo.”
Entre las poblaciones vecinas
convidadas se contaban los ceninenses,
los crustuminos, los antemnates, y,
especialmente, los sabinos, con sus
mujeres e hijos. Las
carreras no se desarrollaron en ningún tipo de edificio, pues el Circo Máximo
aún no había sido construido. A una señal de Rómulo, los jóvenes romanos se lanzaron sobre las sabinas para
raptarlas. Este rapto supuso la guerra entre romanos y sabinos, y la posterior
reconciliación entre ambos.
Cuando Rómulo fundó la ciudad de Roma
tan solo había hombres, por lo que los romanos invitaron a los pueblos vecinos
para que llevaran a sus mujeres a la ciudad. Sin embargo, la mala reputación de
los hombres romanos hizo que ningún padre quisiera entregar a sus hijas a la
ciudad; ante tal situación, Rómulo invitó a los sabinos a celebrar unos juegos
con la intención de aprovecharse de la distracción y raptar a las mujeres sabinas.
Los vecinos se enfurecieron y solo
pensaban en vengarse de los romanos.
Las Sabinas secuestradas estaban muy
asustadas, ya que no conocían los planes de los romanos. Pronto, Rómulo se
presentó ante ellas para calmarlas diciendo:-No deben tener miedo. Nada malo
les ocurrirá. Solo deseamos que conozcan a los ciudadanos romanos, se enamoren,
se casen y tengan muchos niños para que la ciudad de Roma crezca y sea
próspera.
Los
ciudadanos romanos se mostraron atentos y cariñosos con las jóvenes y ellas
pronto accedieron a formar nuevos hogares.
Las poblaciones vecinas no podían
perdonar a los romanos por haber quedado sin hijas y para rescatarlas eligieron
a Tito Lacio, rey de los sabinos.
Como en esos tiempos, las mujeres
estaban consideradas como una clase inferior, Tito Tacio pensó que no valía la
pena derramar sangre por unas cuantas mujeres.
Otras
poblaciones vecinas buscando vengarse atacaron Roma, pero los romanos supieron
defenderse y ganaron todas las batallas. Rómulo se mostró comprensivo con sus
atacantes y, en lugar de hacerlos prisioneros, los perdonó, así formaron un
pueblo unido.
Al ver que el poderío de Roma avanzaba
sobre los otros pueblos, Tito Tacio
cayó en la cuenta de que si no hacía algo pronto para atacar a Roma, los
sabinos terminarían bajo el dominio romano y comenzó a trazar un plan de
ataque.
Mientras estudiaba cuidadosamente
acerca de la manera de atravesar la muralla de Roma, vio a una joven muchacha
que salía de las puertas de la ciudad para llenar su cántaro con agua. Esa
joven se llamaba Tarpeya y era hija
del alcalde de la ciudad.
Tarpeya preguntó:- Dime, ¿Esos brazaletes que llevas en tus muñecas, son de oro?
Tito
Lacio respondió:- Son
de oro puro y tú puedes tenerlos esta misma noche, si quieres.
-Dime que debo hacer- Respondió Tarpeya.
-Solo debes descorrer los cerrojos de
esta puerta a medianoche y todos estos brazaletes serán tuyos.-le confió Tito Tacio.
A la hora señalada, Tarpeya corrió los cerrojos y luego fue
ante los sabinos a reclamar su recompensa.
-¿Tú quieres nuestros brazaletes?!
Pues aquí los tienes!-y la golpearon duramente hasta matarla.
Luego la arrojaron desde una roca, que
desde entonces se llama Tarpeya.
Nadie esperaba ese sorpresivo ataque,
y mucho menos Rómulo que dormía
placidamente. Pero el dios Juno,
defensor de las puertas de la ciudad, hizo brotar ante los sabinos una fuente
de calor y por unos momentos tuvieron que retroceder de su ataque.
Los romanos trataron de defenderse
ante una nueva embestida sabina. Rómulo,
desesperado, le prometió al dios de los dioses erigirle un templo en el lugar
exacto en que ganasen la batalla y luego volvió a arengar a sus hombres con una
nueva esperanza y el combate que parecía perdido volvió a equilibrarse.
Los sabinos estaban al mando de Mecio Curcio, un charlatán que alardeaba constantemente acerca de lo que haría una vez que traspasara las puertas de Roma.
Pero su caballo se encabritó y corrió hacia un pantano fuera de control y se ahogó. Mecio Curcio se salvó de la muerte, pero no del susto y huyó despavorido del combate.
(Tito Livio da la versión de que el Lago habría recibido su nombre de
Mettius Curcio, jinete sabino que cayó en él en la guerra derivada del rapto de las sabinas)
.
Cuando la lucha se
inclinó a favor de los romanos, las sabinas, tomaron a sus hijos de la mano y
se interpusieron entre ambos bandos.
Todos los que combatían eran o
hermanos o padres o esposos de ellas, y les pidieron por favor que no pelearan
más, ya que no deseaban quedarse ni huérfanas ni viudas.
Esto terminó con todas las guerras.
Rómulo y los sabinos firmaron una alianza que los unió para siempre. Tito Tacio gobernó juntamente con Rómulo hasta que falleció, y luego Rómulo fue el rey de romanos y sabinos.
Jaques Louis David |
Sigue la tradición explicando que la paz que sucede a la unión de
romanos y sabinos vuelve más queridas a las sabinas raptadas y en honor a
ellas, Rómulo, al dividir la
población en treinta curias, les da el nombre de ellas. A continuación se crean
tres centurias de caballeros, los Ramnes (compañeros de Rómulo), los Ticies o sabinos de Tacio y los Luceres de origen
desconocido, aunque diferentes hipótesis lo hacen derivar del nombre de un rey
etrusco de la ciudad de Ardea,
llamado Lucerus y de lucus.
Video:
FUENTES :
https://es.wikipedia.org/wiki/Rapto_de_las_sabinas
Fotos :
Wikipedia
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