El discurso de Hortensia ante el Foro
Hortensia hija del famoso orador
político y abogado Quintus Hortensius Hortalus (114-50 a.C), rival de Ciceron en las Verrinas. el rey de los abogados según Cicerón.
Discurso de hortensia.
25
años después de la muerte del marido de Hortensia en el año 42 a.C. Roma
se encontraba en una guerra civil de los
triumvirus Octavio, Marco Antonio y
Lépido, se decretan nuevos impuestos con los que hacer
frente a los gastos siempre crecientes del conflicto.
Entre los nuevos impuestos aprobados por éstos, se hallaba un considerable tributo, que gravaba las fortunas de las 1.400 mujeres más ricas de la ciudad de Roma, lo que desencadenó de inmediato un nuevo levantamiento femenino similar al ocurrido con ocasión de la Lex Oppia en el año 215 a.C, que limitaba el lujo femenino.
Las mujeres afectadas pertenecían a familias destacadas, indignadas, lograron que intervinieran a su favor Octavia y Atia, la hermana y la madre de Octaviano, y de Julia, madre de Marco Antonio, pero no satisfechas con los resultados obtenidos, a las protestas femininas del año 215 a.C. a las restricciones en contra del lujo femenino, defendieron públicamente su postura a través del apasionado discurso pronunciado por la propia Hortensia.
Habiéndose impuesto por los triumviros el duro impuesto a las matronas y no osando ninguno de los hombres a defenderlas Hortensia, hija de Quinto Hortensio, discutió con firmeza y éxito la causa ante los mismos; reproduciendo, en efecto, la elocuencia de su padre, obtuvo que les fuese eliminada a las mujeres la mayor parte del impuesto.
Después de que el primer intento (petición de ayuda a las mujeres de los triumviros) hubiera fracasado, se dirigieron al Foro. Allí, en medio de la multitud, Hortensia tomo la palabra delante de los triumviros.
Estatua de Hortensia en Roma. |
“Nos habéis privado de nuestros padres, de nuestros hijos, de nuestros maridos y nuestros hermanos con el pretexto que os traicionaron, pero si además nos quitáis ahora nuestras propiedades, nos reducís a una condición más que inaceptable para nuestro origen, nuestra forma de vivir y nuestra naturaleza. Si nosotras os hemos hecho cualquier mal -como afirmáis que nuestros maridos os han hecho-, castigadnos también como a ellos. Pero si nosotras, todas las mujeres, no hemos votado a ninguno de vuestros enemigos públicos, ni derribado vuestra casa, ni destruido vuestro ejército, ni dirigido a nadie contra vosotros; si no os hemos impedido obtener los cargos ni honores ¿por qué compartimos los castigos si no participamos de los crímenes? ¿Por qué pagamos tributos, si no compartimos la responsabilidad en los cargos, los honores, mandos militares, ni, en suma, en el gobierno, por el que lucháis entre vosotros mismos con tan nocivos resultados? Decís “por que es tiempo de guerra” ¿Y cuando no ha habido guerra? ¿Cuándo se han impuesto tributos a las mujeres, cuya naturaleza las aparta de todos los hombres? Una vez nuestras madres hicieron lo que es natural y contribuyeron a la guerra contra los cartagineses; cuando el peligro sacudía nuestro imperio entero y a la misma Roma. Pero entonces lo hicieron voluntariamente; no con sus bienes raíces, ni sus campos, ni sus dotes o sus casas, sin las cuales es imposible que las mujeres libres vivan, si no solo con sus joyas”
Irritados por la audacia de Hortensia y de las mujeres, los triumviros ordenaron a los lictores que las echasen, pero el intento fallo por la protesta de la muchedumbre.
El día siguiente fue de victoria para Hortensia: con un edicto los triumviros redujeron el número de matronas que debían presentar a estimación su patrimonio de 1400 a 400;
para compensar el inevitable déficit introdujeron un impuesto que afectaba a todos los hombres ciudadanos, libertos, peregrinos que poseyesen más de 100.000 dracmas = denarios (se trata del censo mínimo de un équites). Según algunos autores la disposición habría afectado a mujeres y hombres en igual medida.
Este discurso de una patricia, rica, sorprende porque da una lección a los políticos que gobiernan, revindicando implícitamente la igualdad de derecho para las mujeres como grupo social quien está excluido de responsabilidad y poder, no debe dar nada a la Caja Publica.
Un discurso que constituye una verdadera carta de los derechos y deberes de la mujer romana.
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Fuentes :
Revista
U, Granada. LÓPEZ LÓPEZ, A: “Hortensia, primera oradora romana”,
Protai
Gynaikes: mujeres próximas al poder en la antigüedad editado por Carmen Alfaro
Giner,Estíbaliz Tébar Megías editado por Carmen Alfaro Giner,Estíbaliz
Tébar Megías
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