Hornos de cal
Hornos de cal
La
fabricación y la construcción de hornos, así como los métodos de fabricación de la cal que
utilizaron los romanos, han sido una constante durante épocas, por toda la
cuenca del Mediterráneo.
Los
romanos tenían amplios conocimientos del empleo de la cal en la construcción,
como podemos observar en sus obras, ya que inventaron el opus caementicium, un hormigón compuesto por un mortero de cal,
arena y fragmentos de piedra que adquirían una gran dureza. Hecho que ha
permitido que milenios después muchas de estas construcciones sigan en pie.
La
calidad de este material se extendió por todo el Imperio porque muchos
encofrados y huecos se rellenaban de este material: el caementum.
Vitrubio nos habla de aparejos formados por un
mortero de cal, arena y fragmentos de sílice que empleaban para compactarlo, y
que aprovechaban para el encofrado de muros de cisterna. Columella comenta que este hormigón se aplicaba en piscinas y
estanques. Frontino, indican que se
usaba para proteger acueductos.
"En el año 19 a. C. Las
provincias romanas Bética y la Tarraconense contaban ya con construcciones en
las que los ingenieros romanos habían introducido innovaciones técnicas nunca
hasta entonces vistas: el empleo masivo del hormigón de cal, abarató
extraordinariamente la construcción de obras que requerían grandes volúmenes
como termas, teatros, anfiteatros y circos." (Merchán, 2003, 58).
Así,
la cal fue un elemento usado especialmente en el refuerzo de construcciones.
Los
caleros eran las personas que trabajaban en los hornos de cal uno de los
oficios más antiguos del mundo.
Un oficio, que a pesar
del transcurso de miles de años, se realiza prácticamente del mismo modo que en
tiempos de los romanos.
La calera
El
horno de cal, también llamado calera, era el lugar donde los artesanos convertían la piedra caliza,
sometiéndola a un tratamiento térmico.
Construir
un horno se exigía tres requisitos básicos, una forma cerrada, un espacio
cercano al entorno de la maleza para la combustión y tener rocas calizas cerca.
La
construcción del horno se instalaba en la zona plana siempre que fuera posible,
aunque los calcinadores preferían un barranco para protegerse del viento.
Cuando las piedras se habían calcinado
y perdido su agua, y cuando el horno se enfriaba (unas 12-24 horas) se cogían
manualmente.
Para vaciar el horno se destapaba la
parte superior que estaba cubierta por losas refractarias, se recogía mediante
capazos y azadas. Luego se recogía las cenizas que se aprovechaban para abono.
Interesante y entretenido!
ResponderEliminarDesconocía esas bondades de la cal, interesante artículo porque está muy bien documentado e ilustrado. Creo que en estos tiempos se tendrá que retomar muchas cosas que nos ofrece la naturaleza para proteger el ambiente, ya que cada día se acrecienta más fenómenos y eventos naturales. Saludos cordiales desde Puerto La Cruz Anzoátegui Venezuela.
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