La batalla naval romana de Mylae (260 a. C.) – El amanecer del poder naval romano
La batalla de Mylaes (260 a.C.), en la que se utilizó por primera vez el corvus
(Fuente: Arrecaballo)
Tras lograr
el control de la península de los Apeninos a mediados del siglo III a. C., Roma
miró hacia el sur, hacia la isla de Sicilia. Sus fértiles tierras y su estratégica
posición en medio del Mediterráneo hicieron de Sicilia un tentador objetivo.
Cuando en el año 264 a. C. estalló una
guerra civil en la isla, tanto Roma como Cartago decidieron tomar parte. Una
sangrienta lucha, conocida como la Primera Guerra Púnica, interrumpió el
equilibrio de poder en la región y condujo a la creación de la poderosa armada
romana.
Roma parecía
tener a primera vista una estrategia naval poco sólida, incoherente y
superficial; en realidad, no se debía únicamente a su falta de tradición
marítima, sino a la necesidad; el Senado romano no tenía libertad para hacer lo
que creyera más oportuno, debía contar con la opinión pública, no solo de
la ciudad de Roma sino que también de las otras ciudades de Italia:
"El mar no les resultaba muy
familiar a los romanos, sobre todo trataban de evitar el combate naval; si se
decidía construir navíos, era Roma quien soportaba los gastos y eran romanos
los que debían servir como soldados marinos sobre los bastiones de la flota,
pero correspondía a los aliados italianos de Roma conseguir la mayor parte de
las tripulaciones y los remeros".
El Senado no
podía convencer a los romanos, poco conocedores de las cosas navales. La
construcción de una nueva flota, después de una victoria, les parecía absurdo.
En las
primeras etapas de la guerra, el ejército romano logró varias victorias en la
isla de Sicilia, pero los cartagineses dominaron los mares. Por lo tanto, Roma
tuvo que construir una armada y hacerlo rápido. Según el historiador Polibio,
utilizando como modelo un barco de guerra cartaginés destrozado.
Los romanos construyeron su propia armada, que constaba de 100 quinquerremes ("cinco remos") y 20 trirremes ("tres remos"). Sin embargo, la flota romana no fue rival para los experimentados cartagineses, lo que provocó varias derrotas, incluida la vergonzosa rendición en la batalla de Lipari en el año 260 a.C.
No obstante,
los romanos estaban decididos a ganar. Ese mismo año, una batalla naval
enfrentó a romanos y cartagineses en Mylae, ahora Milazzo, a unas pocas
millas al oeste de Mesina, en el año 260 a.C. Cayo Duilio gana la
Batalla de Mylae.
La armada
cartaginesa superó en número a los romanos, 130 barcos contra 100. Para
compensar su inexperiencia naval, los romanos usaron un nuevo invento: un
dispositivo de abordaje conocido como corvus, un
tablón para unir barcos en el mar. Se desconoce el inventor
del corvus, pero podría haber sido Arquímedes. Este dispositivo se
sujetaría a la proa de los barcos romanos sobre un eje giratorio, de modo que
pudiera girar; y su extremo puntiagudo se podía dejar caer sobre el barco
enemigo.
Táctica de abordaje empleando el corvus
En lugar de
librar una batalla naval tradicional, cada vez que una galera cartaginesa se
acercaba a un buque de guerra romano, el corvus caía, uniendo los dos barcos.
Permitiendo a los soldados romanos utilizar su ventaja de
infantería, convirtiendo la batalla en un combate terrestre y abrumando a las
inferiores tropas cartaginesas. El resultado fue una sorprendente derrota para
los cartagineses y la primera gran victoria naval romana. De 44 barcos perdidos
por Cartago, 30 fueron capturados por los romanos.
El gran triunfo, fue conmemorado en Roma por la erección de la
primera columna rostral, esta victoria
cambió el rumbo de la guerra y marcó el amanecer del poder marítimo romano.
Artículo relacionado:
Comentarios
Publicar un comentario