Los gatos en Roma.
Gato atacando a una codorniz, siglo I a. C., Pompeya, Museo Arqueológico Nacional de Nápoles. Fuente: Carole Raddato / Flickr
Aunque parezca sorprendente, los gatos no eran mascotas populares entre los romanos. Sí, había gatos en Roma, muchos de ellos, y probablemente los trajeron allí en barcos los colonos griegos. Los restos encontrados sitúa los primeros hallazgos en el siglo V a. C. No hay tantos esqueletos de época republicana, pero los números aumentan hacia el imperio.
La representación más antigua de gatos en la civilización griega proviene de dos monedas de alrededor de mediados del siglo V a. C. que muestran a figuras prominentes de las colonias griegas en la península italiana jugando con sus gatos domésticos.
Para los romanos los gatos eran vistos principalmente como cazadores de ratones y repelentes de plagas. Incluso tenían que competir con las comadrejas y los hurones por el título de controladores de roedores, ya que estos animales se mantenían en las casas romanas con ese propósito. Una mirada a las representaciones de gatos en mosaicos de Pompeya podría ser suficiente para mostrar cómo algunos (¿o la mayoría?) de los romanos veían a los gatos.
Aparte de en ciudades y villas, se han encontrado restos de gatos en fuertes y puestos militares. Los gatos eran valiosos compañeros de los soldados porque ayudaban a conservar la comida exterminando ratones y ratas. Según Donald Engels, autor de Gatos clásicos, la palabra latina cattus con el significado de gato se utilizó por primera vez en un contexto militar (como nombre durante un siglo).
Su uso para proteger los depósitos de alimentos fue solo el comienzo. Las legiones romanas tenían gatos en los fuertes, no solo para proteger los depósitos de alimentos, sino también porque a las ratas les gustaba morder el cuero, dañando así las armaduras y el equipo. Por lo tanto, los gatos resultaron ser un acompañamiento útil para los soldados romanos, tanto en casa como en el campo de batalla. Los soldados a menudo veían a los gatos como mascotas y compañeros.
En la mitología romana, los gatos representaban la libertad y se representaban acompañando a la diosa Libertas. También tenían el privilegio de ser los únicos animales permitidos en el interior de los templos religiosos. La diosa romana Libertas suele representarse con un gato. Y hay varias historias en las que la diosa Diana se transforma en gato. Parece que ser un gato tenía sus privilegios en el antiguo Imperio.
Estela funeraria de una niña con sus animales domésticos, un gallo y un gato, siglo II. Fuente: Museo de Aquitania, Burdeos
Aunque ningún gato parece haber merecido un epitafio como muchos perros, se los puede encontrar en algunas estelas funerarias, sobre todo como compañeros de niños. Aunque quizá no se los considerara compañeros íntimos, eran sagrados para la diosa Diana y se los respetaba por su independencia, autonomía y libertad.
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