Aclamar al emperador romano en los juegos
Desde principios de época imperial se
estableció la costumbre de aclamar al emperador al principio de los
espectáculos este tipo de manifestaciones de lealtad hacia personajes populares
se inició ya durante la República. Sin embargo, no fue hasta el Bajo Imperio
que las ovaciones en los espectáculos adoptaron una forma más o menos definida,
estando sujetas a unas reglas precisas y siendo pronunciadas rítmicamente.
Las aclamaciones se producían siempre,
en primer lugar, al inicio de los espectáculos, estuviera o no presente el
soberano. En Roma era cada vez más difícil ver al emperador presidiendo
personalmente los juegos.
En la visita de
Honorio a Roma, en el año 404, para inaugurar su sexto consulado.El poeta Claudiano en uno de sus poemas nos dice que era la púrpura imperial la que devolvía los saludos al pueblo que se
encontraba reunido en las gradas del circo.
Tras haber sido saludada, la plebe
repetía al mismo tiempo el título de Augusto una vez llegado a la tribuna
imperial, el emperador saludaba a sus súbditos con un extremo de su manto, es
decir, con la púrpura imperial.
Era entonces cuando recibía sus
aclamaciones. Este
ritual sufrió ligerísimos cambios al pasar a Oriente y cristianizarse: el
saludo imperial se transformó únicamente en una triple bendición al pueblo.
Según el De caerimoniis (siglo X) el maestro de ceremonias tomaba un extremo
de la clámide del emperador y, tras hacer un pliegue con él, se lo entregaba al
soberano.
Éste, una vez en la kathisma y situado delante del trono,
bendecía con el pliegue de su clámide por tres veces al público: en primer
lugar, a los situados frente a la tribuna imperial; luego, a los Azules, a su
derecha; y finalmente, a los Verdes, a su izquierda. Después, tomaba asiento en
el trono, y el pueblo y los soldados lo aclamaban.
En el caso de que el emperador no se
encontrase presente en Roma cosa habitual era su representante en esta ciudad,
el prefecto urbano, el encargado de recibir estas aclamaciones en su nombre.
Estos homenajes eran recogidos en los acta populi o acta diurna, que el prefecto enviaba regularmente al soberano, del mismo modo que recogía las aclamaciones senatoriales en los acta senatus.
Estos homenajes eran recogidos en los acta populi o acta diurna, que el prefecto enviaba regularmente al soberano, del mismo modo que
Los magistrados, también se
manifestaban como representantes del emperador en las editiones con
las que inauguraban sus magistraturas.
La pretura también recibía plausus et laeta uocum suffragia, según
nos testimonia Símaco para la
pretura de su hijo.
Aunque estas aclamaciones estaban
dirigidas teóricamente al emperador, el magistrado era quien las recibía en
primer término, y, por lo tanto, era también el primer beneficiado de los
resultados de una editio exitosa.
Aparte de las aclamaciones al
principio de los espectáculos también tenían importancia de las ovaciones que
tenían lugar tras la victoria de un auriga.
Durante el Alto Imperio algunos emperadores eran apasionados
de alguna facción, Esta política imperial de apoyo a las facciones cambió
radicalmente en el Bajo Imperio.
Durante los siglos IV-V, los
emperadores de Occidente no favorecen a ninguna facción en particular. De este
modo, no importa el color que gane, pues el emperador siempre será aclamado
igualmente. La victoria del auriga pasará a ser, de forma perpetua, la del
emperador, por lo que se convertirá en un símbolo de la victoria imperial.
Las aclamaciones que se dirigen a los
emperadores a menudo eran del mismo tipo que las que se hacían a los aurigas
victoriosos.
También encontramos aclamaciones a
aurigas en mosaicos. Entre
otros destacamos: los mosaicos de
Mérida, de la segunda mitad del siglo IV, con las inscripciones: Marcianus Nicha (sic) y Paulus Nica.
Este tipo de exhortaciones no se
dirigían exclusivamente a los aurigas. Otros profesionales de los espectáculos,
como son los actores, también era objetivo de las mismas.
Fuentes :
M. BELTRÁN, Guía de la cerámica
romana, Zaragoza, 1990.
M. T. OTERO, J. VERDUGO, “La imagen
pública del dominator: ceremonial y
circo en la Antigüedad Tardía
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