El suicidio romano
Nerón encontrado muerto por la guardia Pretoriana |
El
suicidio era un método de ejecución
donde se le daba a la víctima la posibilidad de escoger entre suicidarse o
enfrentarse a una alternativa peor; La ejecución pública, la tortura o algún
daño a su entorno más próximo. Era una práctica habitual en Grecia y Roma entre individuos de alta alcurnia
sentenciados a la pena capital que, para no ser ejecutados públicamente y
conservar cierto honor, se suicidaran bebiendo algún veneno, arrojándose sobre
su espada o abriéndose las venas. De ese modo, su cuerpo no podía ser deshonrado
públicamente.
Los
fragmentos de la Ley de las XII tablas en principio no hablan del suicidio.
Dado que este código estaba inspirado en la legislación griega, es posible que
contuviera prescripciones análogas.
En
el contexto civil, existía la posibilidad de que un individuo recurriese a las
instituciones para exponer las razones de su decisión de dejar de existir y, de
ese modo, solicitar su autorización. Si tal demanda era aprobada, el suicidio se
consideraba legítimo, y no se recurría a
los castigos de no recibir honras o no ser sepultado el cuerpo entero en un
mismo lugar. Solo los miembros de la aristocracia podían comparecer ante el
Senado y comunicar los motivos de su pronto suicidio, con lo cual, si se aprobaba, se trataba de una excusa legítima para cometerlo.
Este
tipo de suicidio se asemeja al Supukku en
Japón. Suicidio que solo podían cometer las clases nobles. En este
contexto, un nobilis que era acusado de un crimen capital salvaba sus bienes por
medio del suicidio, a favor de sus herederos, evadiendo la sustanciación del
juicio. Pero más tarde, la legislación contemplo, con o sin suicidio, la confiscación
de las propiedades como parte de la pena capital que se dictaminaba.
Suicidio de Seneca |
Durante
la República, su aprobación o condena se regulaba por medio de campañas de moral
pública a través de la sociedad política, que ejercía como mediadora
influenciada por una fuerte impronta filosófica.
Cicerón, sin embargo, parece contrario al suicidio en el sueño de Escipión, en el que
responde a Paulo Emilio, a su hijo que le pide juntarse en el inframundo:
” Debéis
mantener vuestra alma en la custodia del cuerpo y no abandonar la vida humana
sin la orden de aquel que os ha proporcionado esa alma.”
Los
estoicos no fueron tan rigurosos. De
hecho, Zenón de Elea, Cleanto y Antípatro
terminaron su vida suicidándose.
Con
el tiempo es posible, que existiera una cierta flexibilización de
las leyes que castigan el suicidio y que permiten considerar que no estaba formalmente prohibido. Bajo el
imperio, la mayor parte de los filósofos admitió la posibilidad del suicidio,
pero en circunstancias muy concretas.
Entre ellas podemos citar a Epicteto, el
emperador Marco Aurelio y a Plotino. Tan solo Séneca elaboro una teoría del
suicidio como expresión de suprema libertad, subrayando que cada uno tiene el
derecho de disponer de su propia vida.
"Yo elijo por mí mismo la nave cuando
deseo embarcarme y la casa donde quiero vivir, tengo el mismo derecho de
escoger el género de muerte por el que voy a salir de esta vida"
Como
ejemplo de suicidios podemos citar la
muerte de Séneca, Pisón, Nerón, Catón
de Utica, el general Julio Vindex, el emperador Otón, Publio Quintilio Varo, Clodio Albino, Flavio Arbogastes, Gordiano II entre otros.
suicidio de Catón |
Jamás debe apagar la llama de su vela divina, porque el que se quita la vida, dice Augustino que sufrirá la muerte, donde no muere la muerte, y por ello, perderá la inmortalidad, que nos hace divinos y perennes.
Artículo relacionado:
El suicidio de la mujer romana según la mitología
Fuentes:
Pérez Martin castigo y reclusión en el mundo antiguo.
Antonio Priante, Del suicidio considerado como una de las bellas artes, Editorial Minobitia, Madrid, 2012.
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