El suicidio de la mujer romana
Muerte de Dido A. Cayot
El suicidio femenino
El suicidio del hombre en la antigua Roma se consideraba racional estoico y masculino, en cambio el de la mujer se consideraba irracional, pasional y femenino.
¿Cómo se entendía el suicidio femenino?
La mujer romana tenía mayor libertad que la griega, aunque estaba sometida a la potestas del padre o el manus del marido. Se consideraba que la mujer era inferior al hombre, pensamiento heredado de los griegos. Según los griegos la mujer no se regía por la razón sino por la pasión.
Séneca daba importancia al principio de Aristóteles.“La mujer es un ser instintivo no sujeto a la razón, espécimen ignorante, guiado por la opinión”.
La
mujer tiene una maldad innata que la empuja a artimañas y engaños.
En
Fedra, tragedia de Hipólito su personaje principal nos expone algunas ideas:
“Pero el caudillo de los males, la mujer: esta urdidora de crímenes asedia los espíritus. Por las indecencias de ese ser impuro humean tantas ciudades, guerras emprenden tantas naciones, y a tantos pueblos aplastan los reinos derribados desde sus cimientos. ¡No hablemos de las otras! Por sí sola la esposa de Egeo, Medea, hará de las mujeres una raza abominable”.
En
Roma la mayor cantidad de suicidios era de hombres, especialmente soldados.
La
mayor cantidad de suicidio femenino se encuentra en la mitología. En algunas
ocasiones la mujer de la mitología que se suicida confirma los valores
específicos que representaba.
De los suicidios mitológicos destacan, la desgracia de Dido que se quita la vida por amor.
La relación Dido-Eneas, no se trate de un amor no correspondido sino que Eneas da cumplimiento de su deber, cuyo resultado final será la fundación de Roma.
Dido al enterarse de que será abandonada, cae en una desesperación completa, y va germinando en su mente la idea de suicidio.
“(…) por ti he perdido el honor, mi fama de antes, aquella que me alzaba a las estrellas. ¿En qué manos me dejas en trance ya de muerte, huésped mío, sólo este nombre ya me queda de mi esposo? ¿A qué aguardo?”
Arria la mujer ejemplar.
Arria
una mujer fuerte, que ante
circunstancias adversas comete suicidio, a modo de sacrificio.
La
historia nos la narra Plinio el Joven.
El
esposo y el hijo de Arria se encontraban gravemente enfermos, pero solo es el
hijo el que perece.
Arria se guarda el dolor de la perdida frente al marido. Celebra el funeral sin que su esposo se entere y le dice que el hijo sigue vivo. Cuando su esposo le preguntaba ella contestaba, está descansando, ha comido con apetito.
Aguantaba las lágrimas, y cuando salía de la estancia de su esposo daba rienda suelta a su dolor.
Tras una revuelta en la que su esposo Peto está implicado y es condenado a muerte autoinfligida, en un arrebato la mujer quita el arma de las manos al marido y se la clava en el pecho diciendo
“Paete, non dolet” (¡Peto, no duele!)
A modo de conclusión
El
suicidio de la mujer romana tiene un predominio irracional según los autores.
Estas mujeres se suicidan por no poder estar con sus amados y eso las lleva a
quitarse la vida.
Podemos ver una nueva omisión de la historiografía como en muchos casos, del rol de la mujer en la sociedad.
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Fuentes:
El
suicidio femenino en la Antigua Roma: Irracionalidad, pasión y locura. Karina
Araya Leiva
Imágenes:
wikipedia
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