Declaración de guerra ( Roma)
El
pueblo romano, era muy supersticioso y ritualista, tenía ritos para todas las
actividades; también para la guerra.
La
guerra era una actividad muy seria, sometida a un complejo ritual
religioso ejecutado por unos sacerdotes especializados, los feciales.
Los
feciales realizaban la declaración
de guerra. Era un colegio de 20 miembros, según la tradición, fundado por Numa Pompilio, con el único cometido de declarar la guerra,
realizar y formalizar los tratados de paz.
“Se llamaban feciales porque estaban encargados
de la fidelidad pública entre los diversos pueblos; pues por su intervención se
iniciaban las guerras justas y, una vez acabadas estas, se conservaban los
pactos de la paz. Antes de declararse una guerra era enviado uno de estos para
hacer las debidas reclamaciones y por su medio se hace ahora el pacto,
según escribe Ennio, se llama ahora,
ficus “(Varrón, LL V, 86)
Este
colegio se encarga de dar una base jurídica a la bellum iustum piamun (guerra justa y pía), si no era así
la guerra es algo nefasto. Sin la intervención de los feciales, cualquier tratado era nulo. Los feciales seguían las órdenes del senado, quien decidia si se
declara la guerra.
La
ceremonia llevada a cabo por los feciales consiste
en nombrar un pater patratus que
dirige una delegación hacia el enemigo para exigir una reparación (larigatio).
La
figura del pater patratus,
hace referencia al padre, que se vincula con la figura del senador. Esta
figura la ostenta Augusto en el año 31 a. C. cuando declara la guerra a Marco
Antonio y Cleopatra.
El fecial se acerca a la
frontera del pueblo agresor, se cubre la cabeza con un manto de
lana y dice:
“Escucha Júpiter,
oíd, habitantes de las fronteras; escucha también tú, justicia; yo soy el
mensajero del pueblo romano, vengo con una misión justa y
piadosa”.
“Si
yo, mensajero del pueblo romano, ultrajo las leyes de la justicia y de la
religión, no permitas que vuelva a mi patria”.
Luego
de presentar sus quejas; continúa después poniendo a Júpiter por testigo:
Esta
fórmula la recita al atravesar la frontera, la dice al primero que encuentra,
la repite al entrar en la ciudad enemiga. Transcurridos 30 días, si Roma no
recibe una respuesta satisfactoria, el pater patratus se
desplaza a la frontera del enemigo y pronuncia la fórmula de la declaración de
la guerra (indictio Belle).
Fórmula:
“Escucha Júpiter y tú, Juno, Quirino y todos dioses del cielo, de la tierra y del infierno, escuchad: os pongo
por testigos de la injusticia de este pueblo, (nombrando al que sea) que
se niega a restituir lo que no es suyo. Ahora los ancianos de mi
patria deliberarán sobre las medidas para restablecer nuestros derechos."
El
mensajero regresaba a Roma y
el rey planteaba el asunto a los senadores. Si la mayoría aprobaba a
guerra, el sacerdote fecial llevaba
hasta las fronteras del enemigo una lanza de hierro o una estaca endurecida al
fuego e impregnada de su sangre. En presencia de al menos tres jóvenes decía:
“Porque han
actuado contra el pueblo romano, hijo de Quirino, y delinquido contra él, el pueblo romano, hijo deQuirino ha dispuesto la guerra; el
Senado del pueblo romano, hijo de Quirino,
la ha propuesto, sentenciado y decretado, y yo y el pueblo romano la
declaramos y yo rompo las hostilidades”.
(Livio I, 32)
Tras pronunciar estas palabras lanzaba el venablo al territorio enemigo.
En
teoría la ceremonia se realizaba así, pero a medida que Roma iba conquistando territorio y se alejaba de Roma, el rito sufrió modificaciones, en las
guerras que se celebraban lejos de la
capital, el sacerdote fecial acudía al Campo de Marte en
Roma, y allí celebraba la ceremonia que acabamos de describir.
Los
instrumentos utilizados durante esta ceremonia (jabalina o dardo) y las fuentes
escritas que poseemos nos indican la antigüedad del ritual.
La
apertura de las puertas de Jano preside
todo lo que se abre, todo lo que se cierra.
Augusto ante el templo de Jano Boullogne |
Se
abrían las puertas cuando Roma
entraba en guerra y se cerraban cuando no había ningún enfrentamiento militar.
Las
fuentes escritas nos indican que las puertas de Jano solo se cerraron en 3 ocasiones, pero la más importante
fue en el año 29 a. c., cuando Augusto
la cierra por un acto de propaganda tras vencer en Hispania.
¿Pero por qué estás
oculto en tiempos de paz, y, en cambio, abres tus puertas cuando se declara la
guerra? Sin tardanza alguna dio contestación a mi pregunta: Mi puerta, quitado
el cerrojo, se abre de par en par, para que el pueblo, que ha partido a la
guerra, tenga también abierta la vía del retorno. En tiempos de paz mantengo
cerradas las puertas para que la paz no pueda escaparse. (Ovidio, F. I
277-288)
Fuentes:
Historia
de Roma
Escrito
por Francisco Javier Lomas Salmonte,Pedro López Barja de Quiroga
Super interesante información. Saludos
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