Limes romanos
Las
provincias conquistadas y sojuzgadas primero, con el tiempo se convirtieron en
el soporte del Imperio romano y su
defensa se hizo imprescindible para mantener la integridad del territorio.
Los limes romanos
Por limes
nos referimos a un conjunto de fortificaciones construidas por los romanos para
proteger su frontera septentrional de las tribus germánicas. La voz latina
limes significaba originalmente “sendero
entre dos campos”. Aunque en un principio se trataba de un simple sendero,
o camino, con el tiempo se convirtió en un límite fronterizo cuya construcción
marcó un hito en la historia del imperio.
En
lugar de dedicarse a invadir a las tribus bárbaras, el ejército romano
construyó el limes, formando así un corredor que atravesaba tierras aun sin
conquistar. En algunos tramos hubo que abrir pasos a través de bosques densos.
Por este corredor se patrullaba, quedando así la seguridad de los viajeros relativamente garantizada.
Al
principio, los romanos solo contaban con una calzada amplia, pero con el tiempo
se añadieron a lo largo del camino torres de madera donde apostaron centinelas.
La distancia entre las torres permitía el contacto visual entre ellos. También
levantaron junto a la vía empalizadas hechas de estacas puntiagudas de 2,7
metros de altura y, más tarde, fosos y trincheras. Además, en ciertos lugares
erigieron murallas y atalayas de piedra.
En las
regiones aisladas se edificaron fuertes adicionales para alojar tropas. A
finales del siglo III de nuestra era, el limes germano superaba los 500
kilómetros de longitud e incluía 60 fortalezas grandes y numerosos fortines.
Además, había vigilancia en al menos 900 atalayas, las cuales, según algunas
fuentes, llegaban a los tres pisos (10 metros) de altura.
Lo que comenzó siendo un corredor que atravesaba el territorio enemigo se convirtió en una frontera artificial.
La frontera del limes se extendía desde Germania hasta
llegar a la costa bañada por el mar del Norte, en los actuales Países Bajos. En
Britania se construyeron el muro de Adriano y el muro de Antonino
a fin de defender la frontera de los ataques de las tribus caledonias
que residían en la actual Escocia.
Nunca se pretendió que el limes cerrara la frontera por completo. De
hecho, se construyeron puertas para permitir que la población de las zonas
bárbaras pudiera acceder a las provincias romanas de Retia y Germania
superior, lo cual hizo posible la actividad comercial.
El limes es
prueba de un giro asombroso en la política romana. T. W. Potter escribe:
“Durante siglos, la idea de poseer límites definidos fue casi inconcebible para Roma”. Por consiguiente, la frontera señaló “el inicio de un cambio político decisivo: de la expansión a la contención
El limes, la clave del sistema defensivo:
En época de Adriano el limes
adquiere un valor defensivo que no había tenido antes. Designa las
inmediaciones al límite, no fijado, del territorio romano, e igualmente una
línea para el ataque y contraataque, con rutas que se internan en territorio
enemigo.
El limes se hace defensivo a partir del momento en que no designa ya
un límite no fijado, sino una frontera que sirve de defensa contra los bárbaros.
De esta manera, el limes se convierte en separación entre el mundo romano y el bárbaro, la
civilización y la incultura, lo que le confiere un valor moral.
Para defender al Imperio contra los enemigos, se dota al limes de "defensas",
escalonadas, con campamentos y una ruta de desvío que permite llevar
rápidamente a las tropas al lugar amenazado.
A estos valores defensivos y
morales se le une un tercero: en periodo de paz, el limes es una zona de
paso para los comerciantes, donde el ejército los protege o establece puestos
de aduana.
En el
año 118 Adriano realizó su primer viaje como Emperador, al que habrían
de seguir otros muchos durante su reinado. Estos viajes le ocuparon 12 años de los 20 que duró su gobierno, sobre todo su interés por las provincias motivaron estos viajes que constituían para el emperador el cuerpo mismo del
Imperio. Recorrió sobre todo las de la periferia, sofocando conatos de
rebelión y dando impulso a la construcción de los limes o murallas que rodeaban
y defendían los territorios de Roma.
Además de las fronteras reales, creó un limes diplomático, rodeando al Imperio
con una serie de pequeños Estados
clientes que le protegían y eran protegidos por él al mismo tiempo.
Viajó por la Galia, provincia ya muy romanizada; por Germanía, donde hizo el
trazado definitivo del limes germánico, suprimiendo el peligroso ángulo que
existía entre el Rin y el Danubio; a consecuencia de esta
rectificación fueron necesarias menos legiones para defender este punto. Pasó
luego a Britania, donde edificó la más célebre de las fortificaciones:
el Vallum
Adriani, que iba desde el golfo de Solway
a la desembocadura del Tyne, de la cual se conservan hoy día
vestigios.
En el
invierno de 121-122 fue a España,
pasando enseguida al norte de África,
a causa de una insurrección en Mauritania.
También allí emprendió la construcción de un vallum análogo al de Britania.
Fuente:
Historia
de Roma José Manuel Roldán
Imagenes:
pinteres
Wikipedia
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