Qué esperar al visitar a un médico romano
En la antigua Roma, si volvieras al pasado y necesitaras atención médica, tu experiencia sería al mismo tiempo familiar y extraña.
Los antiguos médicos romanos podían visitarte tanto en tu casa, como en la suya. Durante la cita, probablemente verías gran variedad de instrumentos quirúrgicos, frascos de hierbas y posiblemente incluso cartas astrológicas que adornaban las paredes. La atmósfera sería una mezcla de seriedad académica y reverencia religiosa, ya que muchos médicos romanos también estaban bien versados en rituales religiosos y astrología.
Los médicos normalmente hacían un historial detallado del paciente, preguntando sobre síntomas, estilo de vida e incluso sueños, se creía que los sueños ofrecían información sobre la salud de una persona.
Después, el galeno procedería a examinarte, empleando una variedad de métodos de diagnóstico que podrían incluir la lectura del pulso, el análisis de orina y la palpación física.
Nos tomaría el pulso, la lectura del pulso era semejante a las prácticas médicas griegas, aunque los médicos romanos desarrollaron clasificaciones complejas para diferentes tipos de pulsos, creyendo que cada uno podía indicar ciertas dolencias.
No te sorprendas si el médico inspecciona visualmente tu orina, ya que cree que ciertos tonos diferentes de amarillo podrían estar relacionados con enfermedades específicas. Aunque hoy nos resulte chocante, los médicos antiguos solían analizar el color, el olor y el sabor de la orina de un paciente para diagnosticar diversas enfermedades. Esta práctica, conocida como uroscopia, se basaba en la creencia de que los cambios en las características de la orina podrían indicar problemas de salud subyacentes. Por ejemplo, la orina turbia podría sugerir un problema renal, mientras que un tono rojizo podría indicar sangre en la orina. Aunque esto pueda parecer extraño vale la pena señalar que las pruebas de orina todavía se utilizan regularmente hoy en día, pero se llevan a cabo con mucho más rigor científico.
La astrología y la adivinación también desempeñaban un papel en el diagnóstico romano. Se creía que las posiciones de los planetas y las estrellas influyen en la salud humana, algunos médicos consultaban cartas astrales como parte de su proceso de diagnóstico.
De manera similar, los presagios y portentos, a menudo interpretados por sacerdotes religiosos, podrían influir en el diagnóstico de un médico y el plan de tratamiento a seguir.
Curas y medicinas
Hierbas como la salvia, el romero y la menta se utilizaban comúnmente por sus propiedades antisépticas y antiinflamatorias. Se empleaban ingredientes más exóticos, como la adormidera y el beleño, por sus efectos sedantes, y a menudo se usaban como formas rudimentarias de alivio del dolor o anestesia.
Los médicos también prescriben remedios más peculiares, como lombrices trituradas para las heridas o estiércol de ratón para los dolores de muelas.
La orina, en ocasiones, también podría utilizarse como remedio para una variedad de afecciones médicas. En particular, se utilizó como tratamiento tópico eficaz para heridas, llagas e irritaciones de la piel. Se creía que sus propiedades antisépticas podrían promover una curación más rápida.
Aún hoy en día muchas personas tienen la creencia de que si te pica una medusa es bueno de aplicar orina, según los científicos esta práctica no es correcta.
La orina era un componente en varios brebajes medicinales. Por ejemplo, se mezclaba con otros ingredientes para crear ungüentos para tratar quemaduras o infecciones de oído. Si bien algunas de estas aplicaciones pueden parecer inquietantemente poco convencionales según los estándares modernos, se basaban en el conocimiento adquirido y en los recursos disponibles en ese momento.
Las recetas de estos brebajes eran a menudo secretos muy bien guardados que se transmitían de generación en generación de médicos. De hecho, la preparación y administración de estos remedios se consideraba una forma de arte, que a menudo podía ir acompañada de rituales u oraciones específicos.
El momento del tratamiento también podría ser crucial; se creía que algunos remedios eran más eficaces si se administraban en determinados momentos del día o durante alineaciones astrológicas específicas. Esto reflejaba la creencia romana más amplia en la interconexión de los mundos natural y celestial, un tema que se repite en varios aspectos de la medicina romana.
Es hora de una cirugía. Prepárate...
Reproducción del instrumental de un medicus (principalmente escalpelos, sondas, pinzas y separadores) exhibidos en Granada. M.P. Villatoro
Si necesitaban cirugía, los romanos podían recurrir a una variedad de instrumentos, incluidos bisturís, fórceps e incluso herramientas especializadas para procedimientos como la extracción de cataratas. Muchos de estos instrumentos no desentonaría del todo en una sala quirúrgica moderna.
Sin embargo, es fundamental recordar que estos procedimientos se realizaron sin los beneficios de la anestesia o los antisépticos modernos, lo que hace que la cirugía sea una tarea dolorosa y de riesgo.
Uno de los procedimientos quirúrgicos mejor documentados de la antigua Roma es la trepanación, la práctica de perforar agujeros en el cráneo para aliviar la presión o tratar diversas afecciones neurológicas.
Aunque hoy en día la idea de una operación de este tipo sin anestesia puede resultar horrorosa, hay evidencia que sugiere que muchos pacientes sobrevivieron al procedimiento, ya que se han encontrado cráneos antiguos con signos de recrecimiento óseo alrededor de los sitios quirúrgicos.
El tratamiento quirúrgico de las heridas del campo de batalla, incluidas las amputaciones, también era relativamente avanzado, especialmente dentro del ejército romano, que contaba con su propio cuerpo médico y hospitales de campaña.
También se sabe que los cirujanos romanos realizaban procedimientos más cosméticos, como la eliminación de lunares o la reparación de orejas dañadas.
La cirugía dental era frecuente, hay evidencia de implantes dentales y el uso de alambre de oro para reparar dientes flojos.
Claramente, tenían preocupación por la apariencia física, así como por las necesidades de salud de la persona.
Artículos relacionados:
La farmacia romana
Una escritora que te hace meterte en el libro y disfrutarlo
ResponderEliminar