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LA MONARQUIA EN LA ANTIGUA ROMA

 



Por Esperanza Varo (autor invitado) 


EL 753 a.C. fue la fecha considerada como la fundación de Roma y su forma de gobierno fue la monarquía.

La historia de Roma comprende catorce siglos, desde su origen hasta la muerte de Justiniano en el 565 d.C. A lo largo de este tiempo, la pequeña aldea latina surgida a orillas del Tíber se termina convirtiendo en el más grande imperio en el Mediterráneo. Esta formidable transformación fue posible fundamentalmente gracias a la enorme capacidad de adaptación del pueblo romano y de sus instituciones a la cambiante realidad social, económica, política y militar de cada momento histórico.


LA MONARQUÍA ROMANA



LOS ORÍGENES DE ROMA. LA MONARQUÍA




El gran poeta Virgilio, basándose en la tradición y la leyenda, cuenta en su poema “Eneida” que el héroe troyano Eneas, después de la caída de Troya, había llegado al Lacio y se había desposado con Lavinia, hija del rey Latino. De ellos descendió Rea Silvia que tuvo dos hijos gemelos, Rómulo y Remo, del dios de la guerra, Marte. Tito Livio nos lo narra así: 

«Rea Silvia concibe dos hijos cuya paternidad atribuye a Marte, bien porque de veras lo cree así, bien porque resulta más noble que un dios fuese el autor del ultraje ocasionado. Un hermano de Rea Silvia, anheloso de conquistar el poder para sí y sus hijos, hizo colocar a los gemelos en un canasto en el río Tíber. Pero, ellos se salvaron, siendo criados por una loba. Años después los hermanos fundaron una ciudad al pie del monte Palatino en el mismo lugar donde los había encontrado la loba. Rómulo levantó un muro defensivo en torno de la ciudad. Remo saltó por encima del muro para reírse de su hermano. Rómulo le dio muerte. El área urbana era sagrada; nadie lo debía violar. Rómulo quedó como dueño de la ciudad y le dio su nombre »

Se trataba de vincular a Roma con héroes de la guerra de Troya que fundan distintas ciudades a lo largo de la península itálica. (Antenor, príncipe y consejero de Príamo sería el fundador, por ejemplo, de Padua). Roma, relevante Ciudad-estado (civitas), no podía tener un origen humilde e ignorado. Era preciso recrear la situación y brindar a propios y extraños un pasado brillante y grandioso. Eneas, hijo de la diosa Venus, arribando a las costas del Lacio, vino a satisfacer la mencionada pretensión.

A ciencia cierta se sabe que los latinos fundaron algunas aldeas en las siete colinas que se elevan al sur del río Tíber. Tal vez con el tiempo estas aldeas se unieron y formaron la ciudad de Roma. Después, la ciudad cayó bajo el dominio de los etruscos, los cuales se extendieron desde Toscana al sur. Los etruscos estaban acostumbrados a la vida urbana y fundaron en Italia numerosas ciudades.

Durante largo tiempo gobernaron en Roma reyes y noble etruscos. Los etruscos ransformaron a Roma en una verdadera ciudad. Desecaron la región pantanosa al pie del monte Palatino mediante canales subterráneos (cloaca máxima). Allí establecieron, como centro de la ciudad, el foro. Consagraron el monte Capitolino a los dioses y construyeron en su cima los primeros templos.

FASE LATINO-SABINA

RÓMULO

Rapto de las sabinas 


El primer rey de Roma habría sido su fundador mítico, Rómulo. Él estableció el límite sagrado de la ciudad, y mató a su hermano Remo por haberlo profanando, entrando en él con armas. A continuación invitó a prófugos de las tierras cercanas a poblar la ciudad; y ante la falta de mujeres, organizó un banquete para raptar a las de la tribu vecina, las sabinas. Tras evitarse la guerra por la mediación de estas, ambos pueblos se unieron; y Rómulo compartió el resto de su reinado con Tito Tacio, el jefe de los sabinos, que sería así un octavo rey no incluido en la lista.
Según la tradición, Rómulo habría establecido las bases de la organización política de Roma, seleccionando a cien hombres de mayor linaje a los que se añadirían luego otros cien tras la unión con los sabinos como patres, de los cuales descendían los patricios, la nobleza romana.
También instituyó los primeros sacerdotes, los augures, y la división política y militar en tribus y curias, que representaban a los ciudadanos.
Paralelamente se formó un ejército integrado por tres centurias de jinetes. La primera deriva su nombre de Rómulo (ramnenses), la segunda de Tacio (ticienses) y la tercera (lucerenses). 

En un día sin precisar, según Livio, y el 7 de julio, según Plutarco (nonas de julio), Rómulo desapareció de la vista de los presentes en el curso de una fragosa tormenta, aunque también circuló el rumor de que Rómulo habría sido asesinado por los propios senadores. Tenía entonces 54 años y se encontraba en el trigésimo octavo de su reinado. Muerto Rómulo, el régimen monárquico se suspende durante un año (interregnum). Diez senadores, uno por cada diez decurias, asumen el poder, turnándose en el mismo cada cinco días. Este proceder, sin embargo, se rodeó de tal impopularidad que los senadores brindaron al pueblo su disposición a ratificar la elección que se llevase a cabo. 


NUMA POMPILIO



El segundo rey de la lista tradicional fue Numa Pompilio, yerno de Tito Tacio y el primero de los reyes sabinos de Roma. A instancias de una embajada procedente de Roma, ya con 43 años, es invitado a aceptar la corona. No sin resistencia, por su parte, pues nada le impulsaba a modificar su estilo de vida, pues no estaba agobiado por necesidad alguna. Sin embargo, la presión ejercida por amigos y familiares vence sus reticencias y se dirige a Roma para ser coronado rey.

Más que ningún otro rey, Numa Pompilio parece encarnar los ideales de justicia, virtud y piedad. Por ese motivo, no sería extraño suponer que se trate de una figura creada  para representar dichos ideales y servir como un modelo del ciudadano romano. Es recordado como un rey pacífico: se decía que durante su reinado no hubo ni una sola guerra, algo bastante difícil de creer en una época como aquella.

Implanta una nueva forma de gobierno y, como primera medida dispuso licenciar el ejército de 300 jinetes que Rómulo había organizado.

Su característico y alto sentido de justicia le predispone a convertirse en legislador, y el éxito no dejó de sonreírle al presentar sus disposiciones como algo inspirado por las mismas divinidades. 
Numa introdujo una considerable racionalidad en la estructura religiosa y social de aquellos momentos. Los sacrificios cruentos e inhumanos practicados hasta entonces son sustituidos ahora por ceremonias de carácter más ficticio y simbólico.

Numa prohibió que se representase a los dioses en forma humana o animal, lo que origina que hasta el advenimiento de los etruscos no se erigiesen estatuas en su honor. Fue el creador de diversos colegios sacerdotales (pontífices, augures, vestales, etc.).

Reformó el calendario, disponiendo que el año en lugar de diez meses tuviese doce. Plutarco atribuye a Numa una distribución de la plebe por oficios, probablemente auténtica, pero de época posterior. Cabe distinguir los siguientes: flautistas, orfebres, carpinteros, tintoreros, zapateros, curtidores, caldereros y alfareros. Todos los demás oficios formarían conjuntamente otro gremio de carácter no tan específico.

Numa muere después de un extenso reinado de cuarenta y tres años.


TULIO HOSTILIO, EL BELICOSO








A la muerte de Numa es elegido rey Tulio Hostilio. El tercer rey de la lista parece encarnar todos los defectos en los que no debería caer Roma. De origen latino y emparentado con Rómulo, Tulio Hostilio fue, como su propio apellido indica, un rey belicoso y déspota; vivía para la guerra y descuidó todos los ideales que representaba su predecesor, si bien es cierto que representa otra faceta de Roma, las ansias de conquista.
Sin embargo, las conquistas se ven paralizadas por una epidemia de peste que asola la ciudad, y el rey para conjurar la situación, al margen de los ritos oficiales, decide poner en marcha ceremonias no autorizadas, lo que provoca las iras de Júpiter. El rey muere abrasado por un rayo lanzado por la divinidad, pero, según otra versión, el incendio del palacio en cuyo interior perece Tulio habría sido provocado por Anco Marcio.


ANCO MARCIO, EL ENIGMA





El cuarto rey de Roma fue Anco Marcio, el nieto de Numa Pompilio, de quien habría heredado el carácter devoto, aunque no pacifista. Según Tito Livio, su elección fue popular y posteriormente confirmada por el Senado. Como nieto de Numa Pompilio se propone desarrollar un programa similar al de su abuelo, pero, a pesar de su carácter pacífico, las circunstancias le impulsaron a combatir más de lo que hubiera querido.

Representa, en cierta medida, un equilibrio entre las virtudes de sus predecesores:

Bajo su mandato, se fundó el puerto de Ostia en la desembocadura del Tíber, ampliando así hasta el mar los dominios de Roma. Por su parte, el perímetro de la propia ciudad no dejó de incrementarse considerablemente, pues en este reinado se construyó un puente sobre el Tíber (pons Sublicius) que permitió alcanzar la orilla derecha y dar comienzo a la urbanización del Janículo. Expandió los dominios romanos, se preocupó de las instituciones políticas y religiosas y construyó las primeras grandes obras urbanísticas de la ciudad, como la ampliación de las murallas. También estableció nuevos pobladores, deportados de las ciudades conquistadas, que serían los primeros plebeyos, sin los mismos derechos ni obligaciones que los habitante originarios, los patricios.
Anco declaró la guerra a Politorio, ciudad de los latinos, disponiendo el traslado de su población a Roma. Ocupado el Palatino por los romanos, el Capitolio por los sabinos y el Celio por los albanos, el Aventino se asigna a los nuevos habitantes. 


FASE ETRUSCA




Los etruscos, a partir de su primer enclave en el centro de la península itálica, inician un doble movimiento de expansión, hacia el sur, aposentándose en el Lacio e incluso la Campania, y también en dirección norte, ocupando la región Emilia, al sur del Po. Nada impide pensar que en una ciudad todavía no muy consolidada, como era Roma, y en la que muchos extranjeros no tuvieron dificultades para integrarse, fuera posible que un inmigrado, oriundo de Tarquinia (Etruria), se hiciese con el poder e implantase una modalidad de gobierno un tanto distinta.


TARQUINIO PRISCO




Inaugura una nueva fase que supone un cambio radical en el panorama político e ideológico de Roma. El siglo VI supone en Roma, como en general en el Lacio y en Etruria, una época de gran riqueza y complejidad históricas.

Tarquinio Prisco era un migrante de origen etrusco que fue adoptado por Anco Marcio.

Los reyes romanos del siglo VI buscaron sus principales apoyos políticos entre los miembros de la aristocracia. Así, la primera medida tomada por el rey Tarquinio Prisco, según el relato tradicional, fue la creación de los llamados patres minorum gentium, es decir la admisión en el Senado de nuevas familias aristocráticas elevadas al patriciado. El propósito fundamental de la iniciativa del rey no era otro que introducir en las principales instituciones de la ciudad una nueva nobleza que pudiera contrarrestar la influencia de las antiguas familias de la aristocracia gentilicia.

A él se le atribuyen la mayoría de las grandes obras de ingeniería de la Roma arcaica: la construcción del Circo Máximo y la promoción de los primeros espectáculos de masas; el drenaje de las marismas situadas al pie de las colinas romanas, en cuyo lugar se empezó a construir el Foro; y especialmente la Cloaca Máxima, el sistema de alcantarillado más antiguo del mundo que aún sigue en funcionamiento.
Tarquinio Prisco fue el responsable de convertir Roma en una potencia regional: sometió definitivamente a las tribus vecinas del Lacio, los sabinos y los latinos; y venció a una coalición de ciudades etruscas, marcando el principio de la derrota y asimilación de esta cultura por parte de los romanos. Esto comportó una notable reforma política y militar de la sociedad romana, de ahí la necesidad de impulsar la construcción de infraestructuras y de crear espacios de reunión como el Foro y el Circo.

La leyenda de la muerte de Tarquinio, asesinado por unos pastores enviados por los hijos de Anco, en el fondo recuerda la oposición al rey de una parte de la aristocracia romana, quizá la misma que al poco tiempo apoyó la realeza de Servio.

Según la tradición, tras el asesinato de Tarquinio, su esposa Tanaquil mantuvo en secreto la muerte del rey y proclamó a Servio como regente; transcurrido un breve tiempo, el mismo Servio se convierte en el nuevo monarca.


SERVIO TULIO




A Tarquinio Prisco le sucedió su yerno Servio Tulio, también de origen etrusco. Una versión refiere que Servio Tulio habría sido hijo de una esclava que habitaba en el palacio real. Su propio nombre Servius vendría a delatar sus antecedentes serviles. La tradición que Livio considera más convincente presenta a Servio como hijo póstumo del jefe de la ciudad de Cornículo, llamado también Servio Tulio y muerto, precisamente, intentando impedir la conquista de la misma. Trasladada su madre a Roma, Servio habría nacido en el propio palacio real, puesto que allí se había alojado la esposa del difunto Servio Tulio. De este incidente deriva -según Livio- la idea de que Servio había sido hijo de una esclava. Educado en palacio, contrae matrimonio con una hija del rey, y, secundando los manejos de su intrigante suegra, logra la corona.

Se puede suponer que Servio era oponente de los Tarquinios y que su dominio sobre Roma se produjo con la fuerza de las armas, quizá aprovechando el vacío de poder provocado por la repentina muerte de Tarquinio Prisco. El acceso de Servio al trono de Roma ofrece pues toda la apariencia de ser una usurpación. Es posible que una vez reconocido su poder, Servio se habría sometido a la aprobación del Senado y del pueblo, con el fin de legalizar su realeza conforme a los usos tradicionales. Pero se trataría de una mera formalidad, ya que en realidad el poder habría adquirido definitivamente un carácter personal. La decadencia de la monarquía es un hecho.

Los antiguos consideraban a Servio como un gran legislador, creador de una nueva organización que rompe con lo anterior de manera drástica, y de ahí el calificativo de conditor que le presta Tito Livio. Su obra sobrepasa además el propio régimen monárquico y se convierte en el esquema político-social de la República. Y aquí es donde descansa la consideración de esta época como cénit de la monarquía, en cuanto que paradójicamente el mismo Servio encarna al primer republicano. No en vano la tradición le saluda como instaurador de la libertas, término que no puede entenderse sino en el sentido que este concepto tenía en la República.

Su reinado se centró en las reformas necesarias debido a la expansión territorial y demográfica de Roma, especialmente en el ámbito legislativo, pero también urbanístico, con la creación de las primeras murallas que abarcaban las tradicionales siete colinas.

El sexto rey de Roma, según el propio Livio, reinó durante cuarenta y cuatro años, y murió asesinado como consecuencia de una trama criminal, urdida por una de sus hijas, la menor de las Tulias, casada en segundas nupcias con  Tarquinio El soberbio, hijo o nieto del viejo rey Tarquinio.



TARQUINIO EL SOBERBIO, EL ÚLTIMO REY DE ROMA



Tulia, la hija de Servio Tulio y esposa de Tarquinio el Soberbio, pasa con su carro sobre el cadáver de su padre, asesinado por orden de Tarquinio. Relieve en madera por Agustín Querol. 1890.

El apodo del séptimo y último rey de Roma lo dice todo. Lucio Tarquinio, llamado "el soberbio", era nieto (o menos probablemente, hijo) de Tarquinio Prisco y accedió al trono en el apogeo del poder de la monarquía romana, algo que aprovechó en beneficio propio.

El acceso al trono del último de los reyes, Tarquinio el Soberbio, fue sin duda más violento que el de su antecesor. La tradición enmarca este acontecimiento en un escenario propio de la tragedia, donde Tarquinio y su esposa Tulia personalizan la perversidad y la maldad absolutas: los asesinatos primero de sus respectivos hermanos, Arrunte y Tulia minor, y luego del propio rey, muestran claramente la imagen que la tradición forjó sobre el último de los reyes.

Existen pocas dudas de que Tarquinio llegó al poder con el uso de la violencia, posiblemente mediante un «golpe de Estado» dirigido contra su predecesor. Su entronización podría considerarse como una usurpación, ya que no se adaptó a las normas acostumbradas. Para alcanzar sus objetivos Tarquinio tenía que contar con partidarios influyentes. 


FIN DE LA MONARQUÍA


El reinado de Tarquinio el Soberbio solamente podía terminar con el nacimiento de un nuevo régimen, una República controlada por las grandes familias que al poco tiempo se convierte en una verdadera oligarquía. Esta República es la heredera de la  monarquía de Servio. Así lo creían los antiguos que identificaban en Servio el vínculo entre ambos sistemas políticos. Y en efecto parece que la naciente República patricia asumió el esquema políticosocial surgido de las reformas de Servio, quien fue por ello considerado como el primer republicano.

El final de la monarquía romana dejó una impronta imborrable en la memoria colectiva de Roma, que desde entonces detestó la monarquía como sistema político.


TITO LIVIO 2.1

«La tiranía del último rey hizo esta libertad aún más bienvenida, pues tal había sido el gobierno de los reyes anteriores que no sin merecimientos pueden ser considerados como los fundadores de las divisiones, en todo caso, de la Ciudad; pues las ampliaciones que se hicieron fueron necesarias para asentar la incrementada población que ellos mismos habían aumentado. No hay duda de que el Bruto que ganó tanta gloria a través de la expulsión del Soberbio hubiese causado la más grave lesión al Estado si se hubiese arrogado la soberanía de cualquier de los antiguos reyes con la excusa del deseo de una libertad para la que el pueblo no estaba maduro. ¿Cuál hubiera sido el resultado si esa horda de pastores e inmigrantes, fugitivos de sus propias ciudades, que habían conseguido la libertad, o la impunidad de sus acciones, al amparo de un asilo inviolable si, digo, hubieran sido liberados del poder restrictivo de los reyes y, agitados por los disturbios del tribuno, hubieran empezado a fomentar querellas con los patricios en una Ciudad donde antes habían sido extranjeros, antes de que pasado el tiempo suficiente para crear lazos familiares o un creciente amor por su territorio se hubiera efectuado la unión de sus corazones? El Estado naciente habría sido despedazado por las disensiones internas. Pero fue, sin embargo, la autoridad moderada y tranquilizante de los reyes la que había fomentado el modo en que por fin llegaron los frutos de la libertad justo en la madurez de su fuerza. Pero el origen de la libertad se puede determinar en este momento más bien por la limitación de la autoridad consular a un año que por el debilitamiento de la autoridad que los reyes habían detentado.»



Artículos relacionados:



Las Vestales

Fuentes:

La evolución político-histórica de Roma Carlos Varela Gil

Breve historia universal Ricardo Krebs

Algunas observaciones sobre la monarquía romana arcaica Jorge Martínez-Pinna Universidad de Málaga

Los reyes de Roma a la luz de una visión cíclica de la historia Antonio Viñas

Historia de Roma desde su fundación. Tito Livio 


Sobre Esperanza Varo:


Entusiasta de la historia, la música y la pintura responsable de blog: ESPERANZAVAROBLOG y escritora. Pertenece a Divulgadores de la historia y miembro colaborador de la revista digital DHistórica . Ha publicado las novelas Enyra: una histoira de amor y coraje, Ab Urbe condita 



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